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La ventaja de ser de derechas

Andrés Ortega

Ser de derechas le ha reportado en la Unión Eurpopea alguna ventaja a Aznar. En el Consejo Europeo se ha quedado, prácticamente, como único representante de la derecha o centro-derecha. El resto de los jefes de Estado y de Gobierno de la familia socialdemócrata, han visto al presidente del Ejecutivo español no sólo como el representante de un Estado intermedio, sino también como el de la derecha europea. Aznar ha podido así compensar -algunos prefieren hablar de valor añadido- algunas de las deficiencias de la posición conservadora española respecto a la construcción europea. Conservadora porque en sus primeros años se ha dedicado esencialmente a preservar las posiciones adquiridas por los Gobiernos anteriores, antes que a conquistar nuevas, o innovar.Por desgracia, sin embargo, el valor añadido no ha dado tanto de sí como para incluir a España en ese grupo informal de los cuatro (Alemania, Francia, Reino Unido e... Italia), de ministros de Exteriores, que se reúnen regularmente.

La derecha europea pretende volcarse en apoyo de Aznar en el Foro 2010 que va a concentrar a buen número de dirigentes de ese sector en Madrid a principios de febrero, con una evidente carga de campaña electoral, y para el que el Partido Popular Europeo ha encargado al español la elaboración de un manifiesto. En todo caso, excluido Chirac -rara avis, gaullista y en cohabitación-, y el luxemburgués Jean-Claude Juncker, valioso pero que representa a un mini-Estado, la posición de Aznar como referencia de la derecha europea en el poder se ve favorecida por la crisis que está viviendo ese partido central para el conjunto de Europa que es la CDU alemana, a raíz de los escándalos de financiación.

Pero que Aznar mantenga esa posición va a depender de varios factores. El primero, naturalmente, que tras las elecciones generales, vuelva a repetir como presidente del Gobierno. Pues si es Almunia quien llega a La Moncloa, cambiará la situación y, es de suponer, en parte la política europea española.

En las diferencias entre PSOE y PP en materia europea han influido muchos factores, pero quizás uno de mayor profundidad que otros: la relación con el pasado. José Ignacio Torreblanca, en un libro de próxima publicación (Carlos Closa, ed., La Europeización del Sistema Político Español), señala que "los problemas registrados por el Gobierno del Partido Popular a la hora de definir y ejecutar su política europea (...) se deben fundamentalmente a que el proyecto político colectivo del Partido Popular, su identidad europea, su interpretación de la historia de España y del papel de Europa en el proceso de modernización de España es sustancialmente distinto del que detentaba el anterior Gobierno".

En segundo lugar, en el peso europeo de Aznar, si ganara las elecciones, influirá lo que ocurra en Italia. Silvio Berlusconi tiene posibilidades, tras las próximas elecciones, de volver a ser presidente del Gobierno. El magnate italiano le debe muchos favores a Aznar, que se convirtió en su paladín para el ingreso de la formación política del italiano, Forza Italia, en un Partido Popular Europeo en el que la orientación de la tradicional democracia cristiana ha ido perdiendo peso en beneficio de una derecha menos europeísta. El regreso al poder de Berlusconi, representante de un país con una economía y una población superior a la española, le convertiría en la referencia de la derecha europea. Es más, si Aznar se vinculara al italiano en el poder, probablemente provocaría una reacción de rechazo por parte de su amigo Tony Blair que podría afectar a las relaciones del laborista británico con el conservador español. Paradójicamente, con más derecha en la UE, Aznar contaría menos. En todo caso, es significativo que Almunia viaje el 25 de enero a Londres, no sólo para hablar con Blair, sino también para explicar su programa en una conferencia en la London School of Economics, la Meca de la Tercera Vía socialdemócrata.

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