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Entrevista:JOSÉ ÁNGEL HEVIA - GAITERO

"No he hecho ni una sola concesión"

José Ángel Hevia tiene 32 años, una extraña gaita electrónica que él mismo concibió y un millón largo de ejemplares de su primer álbum, Tierra de nadie, diseminados por medio mundo. Este asturiano de Villaviciosa, hijo de un empleado de la fábrica Nestlé y de una madre que lloró amargamente el día que le confesó sus inclinaciones gaiteras, proclama que su éxito es el de toda una generación de músicos que ha creído en las fuentes tradicionales como inspiración alternativa al pop. Ahora, el gaitero más vendedor del planeta se ha instalado en Madrid con su novia, la ex cantante de Amistades Peligrosas Cristina del Valle, y un perrazo que responde por Raï, mientras avanza en su segundo trabajo, que publicará en septiembre.Pregunta. Hace 16 meses, justo antes de salir el disco, pronosticó entre sus amigos que alcanzaría los 20.000 ejemplares. ¿Qué le hizo errar tanto el cálculo?

Respuesta. Parece que lo mío no son las predicciones, pero en aquel momento creía ser muy optimista. En realidad, no hay manera de dilucidar los criterios por los que acaba rigiéndose el gran público, pero creo que el éxito de Tierra de nadie es consecuencia de 20 años de buen trabajo en el terreno del folk en España, de muchos lutieres e instrumentistas que han recogido y dignificado sonidos que estaban a punto de perderse.

P. ¿Tiene noción de haber hecho concesiones a la industria discográfica?

R. En lo musical, ni una sola. Mi única concesión ha sido la de trabajar mucho, y en ese sentido sería saludable un mayor cuidado, aunque sólo fuera por tranquilidad mental. Después de levantarte cuatro días seguidos a las cinco de la mañana es imposible rendir en un concierto como la primera vez.

P. ¿Por qué ha accedido a promocionar su música a través de anuncios televisivos o de sintonías ciclistas?

R. ¿Y por qué no? Debemos asumir que vivimos en la era de la información y que ésta nos puede llegar por distintas vías. Hace unos años, las colonias se anunciaban con canciones muy radiadas en los programas especializados en nuevas músicas, y nadie se llevaba las manos a la cabeza.

P. Obtenido el favor del público, ¿se siente respetado por el gremio musical?

R. Sí, incluso desde el difícil mundo de la clásica. Claro, que los puristas protestan por lo de la gaita MIDI, pero ésa es su obligación. Tras diez años trabajando con bandas de gaitas, ya no me origina la más mínima zozobra mental que alguien me tome por un hereje. De jovencito me pasé muchas noches sin dormir hasta que llegué a la conclusión de que cada uno es libre de hacer lo que le dé la gana.

P. ¿Le dolió que Carlos Núñez definiera su trabajo como "música de plástico"?

R. No, no me ha hecho ninguna pupa. Mi postura sobre Carlos es independiente de lo que él opine sobre mí. Yo creo que es un genial artista, un instrumentista inconmensurable y el hombre que ha abierto las puertas de la música tradicional en España. Si a él no le gusta lo que hago, de acuerdo: tampoco me voy a cortar las venas. Sólo creo que limitarse a lo tradicional o lo renovador no enriquece, de la misma forma que no le pedimos a un escultor que se dedique sólo a la arcilla o al granito.

P. Entre la ortodoxia tampoco se le ha perdonado que su consejera y valedora artística sea Cristina del Valle, cantante de pop ligero.

R. En este país tendemos a prejuzgar a la gente con mucha rapidez. Sólo diré que muchos productos folkies de culto están peor afinados o producidos que cualquier disco de Amistades Peligrosas o Mónica Naranjo. Yo he aprendido a respetar muchísimo el concepto de lo comercial, eso que despreciábamos tanto los que hemos ido de culturetas por la vida. Ahora creo que los despreciábamos porque no conseguíamos lo mismo que ellos.

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