Con la música a otra parte

El programa Musiketan llega a su séptima edición con aires renovados. Dicha afirmación no acepta discusión cuando las novedades afectan tanto a su duración, como a su ubicación y a la confección del cartel. Con respecto al año anterior, los conciertos se han trasladado del Getxo Antzokia al Palacio Euskalduna de Bilbao, la extensión en el tiempo se ha recortado de nueve a seis meses y, en cuanto a la nómina de artistas, llama la atención la ausencia de cantautores españoles, que antes protagonizaban la primera parte de la muestra.Debido al retraso con que comienza una muestra que solía arrancar en octubre, únicamente blues, folk, pop rock y tango confluyen en una edición netamente internacional que incluye músicos americanos, europeos y africanos. Concretamente, el primero en actuar será Elliott Murphy, guitarrista y cantante estadounidense que el próximo 25 de enero presentará las canciones de su vigésimo disco (April) junto al también guitarrista francés Olivier Durand. Más adelante, y hasta que los británicos John Renbourn y Jacqui McShee bajen el telón el 4 de junio, se sucederán las actuaciones del bluesman escocés Tam White (24 de febrero), de las hermanas gemelas Jennifer y Hazel Wrigley (8 de marzo), del bluesman malgache Tao Ravao y el armonicista francés Vincent Bucher (25 de marzo), del conjunto argentino de tangos La Chicana (4 de abril), del arcordeonista británico John Kirkpatrick (4 de mayo) y del dúo formado por Rory McLeod y Aimee Leonard (18 de mayo).

Todos actuarán en la sala A1 del Palacio Euskalduna (con capacidad para 615 espectadores), a partir de las 20.30 y con un precio en taquilla de 1.200 pesetas, y han sido escogidos por amoldarse a un criterio, basado en el eclecticismo, que sólo encuentra cortapisas económicas.

Seis ediciones en Getxo

"Pretender estar al día hace que tengamos una dicotomía importante: por un lado, estamos descubriendo para la gente artistas que en muy poco tiempo se convierten en importantes, con el riesgo de que cuando les traemos la gente no les conoce y no viene a los conciertos; y cuando son conocidos ya no están en Musiketan, sino en otro tipo de programación y en otro tipo de espacios, porque su precio es prohibitivo. Podría recordar a Liam O"Flynn, a Phil Cunningham...", reconoce José Ángel Serrano, máximo reponsable del certamen, antes de abordar el citado traslado de Getxo a Bilbao.

"Abandonar Getxo es una decisión compartida entre el Aula de Cultura de la localidad y nosotros. Se ha hecho allí durante dos años, hemos cumplido un ciclo y el Aula quiere asumir su propia programación, donde son ellos quienes tienen todas las decisiones en su mano", afirma un Serrano que defiende que no media decepción en el cambio de escenario. "Son dos cuestiones diferentes. Podría haber funcionado mejor, evidentemente, pero creo que lo más importante es que el Aula quiere asumir toda la programación", insiste el promotor vizcaíno, quien sí reconoce que sin patrocinadores (Diputación Foral, Bilbao Bizkaia Kutxa y Universidad del País Vasco) no podría "haber hecho frente al Musiketan, porque los costes que tiene son elevados".

La que este mes comienza puede ser considerada como la tercera etapa de Musiketan, una muestra que nació en 1993 y que inicialmente encontró acomodo en el salón El Carmen de Indautxu. Cuatro años después se trasladó a Getxo, donde ha cubierto dos temporadas (1997-1998 y 1998-1999) lastradas por un balance económico deficitario. Pese al precedente inmediato, la inminente séptima edición pretende señalar el despegue definitivo de un proyecto que su propio impulsor tilda de infravalorado.

"Creo que es un programa infravalorado, pero cuando lo digo no pongo como coletilla que lo es porque la gente no tiene cultura musical. Creo que sí es un programa infravalorado, pero probablemente lo sea por nuestra culpa, porque no hemos sabido llegar a todo el público, porque no hemos sabido explicarles que merece la pena ir a ver estos conciertos. Nuestra intención es romper ese desconocimiento y vamos a intentar llegar a más público", precisa José Ángel Serrano aludiendo al "efecto Guggenheim, turístico y demás".