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FUTURO

Detección de vida actual o pasada

El estudio del meteorito marciano prepara el de las muestras que se recojan en Marte

Cuando se han cumplido dos años desde que Imre Friedmann nos visitara en Madrid y Lleida para entregarnos un fragmento del meteorito ALH84001, nos han preguntado muchas veces si podemos afirmar si hay o no vida en Marte. Creemos que ésta es una pregunta inadecuada en este momento, y que la pregunta adecuada sería una que se interesase por los resultados que ha obtenido nuestro equipo investigando el meteorito. También teniendo en cuenta todo lo que últimamente hemos tenido que reflexionar sobre posibles huellas de vida marciana, otra cuestión importante es cómo se deberían investigar las muestras que serán recolectadas en Marte y que llegarán a la Tierra probablemente en el 2008, una vez compensado el retraso en la exploración marciana que probablemente se derivará de la reciente pérdida de dos naves de exploración. No hay que olvidar que en la actualidad sólo disponemos de un pequeño trozo de Marte caído del cielo, pero que en el 2008 los laboratorios deberán estar preparados y bien pertrechados de las mejores tecnologías para investigar las muestras recogidas en Marte por las sondas enviadas allí con tal fin. Por otro lado, las mejores tecnologías existentes no servirán para mucho sin un previo y profundo conocimiento de cómo detectar las posibles huellas de vida ocultas en las rocas de Marte.Empezaremos recordando que nos fue concedido un trozo del meteorito ALH84001 por parte de una comisión del Lunar and Planetary Institute y la NASA tras demostrar nuestra capacidad para investigar los microorganismos que están escondidos dentro de las rocas de los helados desiertos antárticos. Esos desiertos son muy fríos y muy secos. Por ello se puede hablar sobre ciertas analogías con las frías y secas condiciones de Marte. Se cree que unos hábitats microscópicos como los presentes dentro de las rocas antárticas podrían haber sido los últimos asideros para la vida en un planeta (Marte) cada vez más seco y frío. Así pues, nuestros trabajos con rocas antárticas nos han ayudado mucho a reflexionar sobre cómo podrían investigarse las muestras del 2008 y a la vez hemos trabajado día a día con el ALH84001.

Empezando por hablar de las muestras del 2008, tenemos que decir que hay en la NASA numerosos expertos que están planificando dónde recogerlas, cómo hacerlas llegar a la Tierra y también cómo crear condiciones de máxima seguridad para que en el caso de que existan en las rocas marcianas recolectadas organismos vivos, éstos no contaminen la Tierra. Nosotros estamos pensando en cómo habría que abordar las investigaciones de dichas muestras, para tratar de encontrar en ellas restos, indicios o evidencias de vida pasada o actual.

Teniendo en cuenta ciertas similitudes entre nuestros planetas en tiempos remotos, no se puede descartar la hipótesis de que en Marte hubo e incluso hay vida en el presente y que ésta puede estar en medios accesibles (agua o hielo) o escondida en el interior de las rocas. Cuando imaginamos posibles seres vivos que un día pudieron colonizar el planeta rojo estamos pensando en organismos del tamaño de unos pocos micrómetros o menores (en un milímetro cabrían varios cientos de estos organismos si se dispusieran en fila). Es muy probable que estos microorganismos o sus huellas se encuentren escondidos en el interior de las rocas y entonces deberíamos tratar de observarlos sin tratar de extraerlos de sus microhábitats. Para ello se podrían aplicar nuevas técnicas de microscopía electrónica con las que se han observado con mucho éxito los microorganismos en el interior de las rocas antárticas.Se puede imaginar que a estos supuestos organismos presentes en el interior de las rocas de Marte se tratarían también de aplicar técnicas moleculares con sondas ADN o ARN, lo que requerirá un esfuerzo posterior de poner a punto nuevas tecnologías de microscopía y biología molecular combinadamente, pero ese camino ya está iniciándose.

A estas alturas, el lector, recordando los ammonites y trilobites fosilizados que han llegado a nuestros días, se estará preguntando si no puede ocurrir lo mismo con los presuntos microorganismos marcianos. Así es, puede ser que las muestras del 2008 contengan en su interior el secreto de la vida en Marte, pero en forma de organismos fosilizados. La investigación y el conocimiento de dichos microfósiles requerirá muy avanzadas técnicas de observación por microscopía electrónica y, desgraciadamente, en ese caso, ningún test con sondas de ADN o ARN podrá ser aplicado. Así como un fósil de trilobites puede cogerse en la mano y observarse a ojo desnudo, esto no ocurrirá con los microorganismos marcianos si están fosilizados. Habrá que observarlos en el interior del material pétreo, tratando además de observar el interior del microfósil. Finalmente, puede ser que los microorganismos marcianos (si algún día existieron) hayan dejado únicamente vestigios de su presencia, que pueden ser huellas, improntas o marcas. Estas huellas se llaman biomarcadores.

El conocimiento, en primer lugar, de qué tipo de biomarcadores pueden generar determinados microorganismos y la capacidad de observar esos biomarcadores en el interior de las rocas marcianas es un paso decisivo para conocer si hubo o no vida en Marte en el caso de que en las muestras no se encuentren microorganismos vivos, ni micromomificados, ni siquiera sus fósiles.

En el caso del meteorito ALH84001 que estamos investigando desde hace dos años, la cuestión primordial es si dentro de este material rocoso existen huellas dejadas por organismos vivos que pudieron existir en el pasado en dicha roca. Varios grupos intentan dar respuesta a esta pregunta estudiando, por un lado, la naturaleza de los compuestos orgánicos presentes en la roca marciana, y por otro, se intenta caracterizar unos diminutos cristales de un mineral rico en hierro, llamado magnetita. Este mineral está presente en la Tierra y aunque a veces su origen nada tiene que ver con los seres vivos, en otras ocasiones los cristales de magnetita se forman dentro de seres vivos, por ejemplo en algunas bacterias llamadas magnetobacterias. Desde el principio de nuestros estudios con este meteorito hemos puesto mucha atención a las magnetitas. Hemos sido los primeros investigadores en hacer un gran esfuerzo para observar y analizar estos cristales de magnetita in situ, lo que significa sin extraerlos del material donde están presentes. Hay que tener en cuenta que cualquier intento de extraer estos cristales y analizarlos fuera de su sitio original destruye mucha información. Fue para nosotros mismos una gran sorpresa encontrar que las magnetitas presentes en el meteorito estaban con frecuencia formando cadenas parecidas a fragmentos de collares de perlas. Pensamos que es un importante resultado, teniendo en cuenta que hasta hoy no se ha demostrado que un proceso inorgánico pueda formar cristales de magnetita ordenados en una cadena. Por tanto, creemos que nuestro hallazgo de las cadenas es un indicio importante a favor de la hipótesis de que parte de los cristales de magnetita del ALH84001 pueden ser de origen biológico.

Puede haber equipos de investigación que piensen que las cadenas de magnetita del meteorito ALH84001 podrían tener un origen no biológico. En este caso, sería muy conveniente, dentro de las reglas del buen hacer científico, que dichos equipos sean capaces de presentar sus propias imágenes de cadenas de magnetita en el meteorito, de la misma manera a como nosotros lo hemos hecho, y que sobre dichas imágenes traten de explicar qué procesos inorgánicos creen implicados en la formación de las citadas cadenas. Desde ahora no se va a poder ignorar que las cadenas están ahí, y esto debe ser un estímulo para las futuras investigaciones en el ALH84001.

Carmen Ascaso Ciria y Jacek Wierzchos son investigadores del CSIC y de la Universidad de Lleida, respectivamente.

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