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Cinco varapalos a la versión oficial

José María Tabares no estaba ilocalizable, Jean Luc Lagier no ha escurrido el bulto en ningún momento y, tal como el fiscal reconoció ayer, Sonotube y Graficom no estaban inactivas, las operaciones comerciales entre ellas existieron lejos de ser ficticias y los avales se ejecutaron, no para financiar al grupo de empresas del francés, sino para facilitar la exportación de turismos fabricados en Valencia a un país con barreras arancelarias como Túnez. Se trata de cinco varapalos a la versión oficial propinados por los dos acusados y parcialmente secundados por el mismísimo fiscal.Los documentos en poder del juzgado y las declaraciones realizadas ante el juez no hacen sino desmentir la versión oficial de los hechos. El pasado 17 de noviembre, en una comparecencia pública, la directora del Ivex aseguró desconocer el paradero de Tabares. Su antecesor estaba en Tokio, desde donde anunció su vuelta a España para defenderse. De Miguel dijo que Lagier había aceptado implícitamente su responsabilidad en el quebranto económico. El empresario francés negó ayer cualquier irregularidad y defendió la legalidad de la operación.

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Lagier prueba ante el juez que el agujero del Ivex se arrastraba desde el contrato con Ford en 1995. El fiscal dice que la querella del Ivex aporta datos "muy parcos, pequeños y un poquito sesgados"

Y la responsable del Ivex, citada como testigo por Ríos, aseguró que Sonotube y Graficom estaban inactivas y las operaciones realizadas entre ellas eran ficticas, pura entelequia. Varios documentos aportados por su propietario vienen a probar, en principio, lo contrario. De hecho, Lagier podría ser responsable del delito societario que le imputa el Ivex, pero de lo que no cabe ninguna duda es de su disposición a aclarar su supuesta responsabilidad en el agujero padecido por la empresa de la Generalitat o, al menos, su intención de defenderse con uñas y dientes.

De hecho, el empresario francés -alto, bien parecido, de rostro impertubable y actitud relajada- no ha optado por eludir su responsabilidad en ningún momento. Enterado de la denuncia presentada contra él, lejos de esperar a ser localizado por los tribunales franceses -que hubieran actuado a instancias de su colega de Valencia-, optó por personarse en la causa abierta contra él en el Juzgado de Instrucción número 15 de Valencia.

Es más, según trascendió ayer, Lagier se presentó con anterioridad ante el juez para -antes de su declaración en calidad de imputado- explicarle al magistrado los pormenores de su intensa y variada actividad empresarial (posee varias sociedades en distintos continentes) y poner a su disposición parte de la extensa documentación en la que se refleja su relación con el Ivex.

Todo un detalle. Por norma, tal como hizo el ex director de la compañía de la Generalitat, José María Tabares, los imputados en un procedimiento judicial esperan a su comparecencia ante el juez para negar las acusaciones, explicar su versión de los hechos o adjuntar al sumario abierto aquella documentación que respalde sus tesis. Por contra, es la parte querellante quién anega de papeles los juzgados, para así intentar probar sus acusaciones. En este asunto, los papeles se han invertido.

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