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Putin rompe con la "corte" de Yeltsin y forma un nuevo equipo para las presidenciales

Vladímir Putin, primer ministro y presidente en funciones de Rusia, dio ayer una muestra de que quiere jugar con autonomía las buenas cartas con las que cuenta para conquistar el Kremlin el 26 de marzo. Tras varios cambios en la corte simbolizados en el relevo de Tatiana Diachencho, hija y asesora personal de Borís Yeltsin, Putin efectuó ayer un reajuste "temporal" y "relacionado con la situación preelectoral". La principal novedad es que el titular de Finanzas, Mijaíl Kasiánov, de 42 años, se convierte en su número dos y "coordinador del Gobierno", aunque no en un "líder en la sombra".

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El indiscutible favorito para ganar la presidencia en las urnas el 26 de marzo degrada simultáneamente a quienes hasta ahora eran sus primeros vicejefes de Gobierno: Víktor Jristenko y Nikolái Axiónenko. El primero pasa a ser uno de los siete viceprimeros ministros. La vuelta del segundo a la cartera de Ferrocarriles era interpretada ayer como una indicación de que Putin, de 47 años, no quiere ligar su suerte a las intrigas del maquiavélico magnate Borís Berezovski.Éste, conocido como el Rasputín del Kremlin, se quiere apuntar el mérito de estar detrás del último relevo en la cúpula del poder. Axiónenko es considerado un hombre de Berezovski, y ya sonó como candidato a primer ministro en septiembre de 1998, cuando finalmente fue designado Yevgueni Primakov.

Desde que Yeltsin dimitió por sorpresa el 31 de diciembre, se ha especulado mucho con que Berezovski y Putin sean estrechos aliados, y con que las posibilidades de éste de alcanzar la presidencia dependan del apoyo del oligarca y de la disposición que muestre a pagarle la factura una vez que llegue al poder. El reajuste de ayer no demuestra nada, pero añade un nuevo elemento para analizar el enigma Putin.

Aún es pronto para saber si Kasiánov -muy bien visto en Occidente, donde ha negociado la reestructuración de la deuda externa- se proyecta hacia el puesto de primer ministro una vez que su jefe acceda al Kremlin. Capacidad y ambición no le faltan, según la mayoría de los analistas. En la compleja estructura del Gabinete ruso habrá ahora siete viceprimeros ministros, pero sólo un primer viceprimer ministro (Kasiánov) en lugar de los dos anteriores (Axiónenko y Jristenko). Putin ofreció ayer otro ejemplo de su deseo de distanciarse de la familia, como se conocía al más estrecho círculo de poder de Yeltsin, al destituir a Pável Borodín, administrador de los bienes del Kremlin y que, al frente de un imperio de muchos billones de pesetas, poseía un enorme poder en la sombra.

Escándalos de corrupción

Borodín ha estado en el centro de varios escándalos de corrupción que, el pasado año, llegaron a poner cerco al propio Yeltsin, al que ya no se podrán exigir responsabilidades. Apenas asumió el poder, Putin firmó un decreto que garantiza la impunidad del primer presidente de Rusia y de su familia. El pasado 19 de diciembre, cumpliendo instrucciones del Kremlin, Borodín disputó a Yuri Luzhkov (que fue reelegido) la alcaldía de Moscú para robar algunos votos al gran enemigo del entonces presidente.

Curiosamente, Putin, antes de ser nombrado jefe del Servicio Federal de Seguridad, estuvo, en 1996, a las órdenes de Borodín, y se da por supuesto que tuvo acceso a información confidencial que ahora puede resultarle preciosa.La reestructuración anunciada ayer por Putin convierte también en viceprimer ministro al titular del departamento para las Situaciones de Emergencia, Serguéi Shoigú. Éste recibe así el premio a los excelentes servicios prestados al encabezar durante la pasada campaña electoral un difuso movimiento político, Unidad, creado por el Kremlin para segar la hierba bajo los pies de Luzhkov y Primakov y, en última instancia, para ponerse al servicio de las aspiraciones presidenciales de Putin. Shoigú, que, con el apoyo masivo del poder, logró convertir a Unidad en el segundo partido de la Duma, después de los comunistas, optó finalmente por seguir en el Gobierno, en lugar de en la Duma. Entretanto, Putin, a pesar de los últimos reveses en Chechenia, sigue aumentando su popularidad. Una encuesta efectuada por el Centro de Estudios de la Opinión Pública le atribuía ayer el 56% de la intención de voto para las presidenciales del 26 de marzo, lo que evitaría una segunda vuelta. Muy por detrás quedaban el comunista Guennadi Ziugánov (14%), Primakov (10%) y el liberal Grigori Yavlinski (3%).

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