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Rusia da por terminada la tregua en Chechenia tras los ataques sufridos

Que la máquina bélica rusa se pondría otra vez en marcha para intentar quebrar la resistencia chechena entraba dentro del "orden natural" de la guerra del Cáucaso. Lo que, sin embargo, roza el absurdo es la explicación del mando político y militar para explicar que se acabó la tregua decretada la semana pasada. Según el presidente en funciones, Vladímir Putin, los boievikí han demostrado con sus ataques de los últimos días que "son gente sin clan, tribu o fe, que son simples bandidos". El ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, fue casi más rotundo: "¿Qué tregua puede haber", se preguntó, "después de este golpe traicionero?". El general Víktor Kazantsev, jefe de las fuerzas en Chechenia, completó el indignado coro: "Nunca volveremos a confiar en sus promesas, incluyendo las de Masjádov . No tendremos piedad con ellos".

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Lo curioso del caso es que, cuando se suspendieron provisionalmente las hostilidades, el pasado viernes, los motivos esgrimidos por el mando ruso fueron el riesgo de catástrofe ecológica en Grozni por la explosión de depósitos de productos químicos y el peligro de que muriesen decenas de miles de civiles atrapados en la capital chechena.

Luego se intentó presentar la medida como gesto de buena voluntad que coincidía con la Navidad ortodoxa y el fin del mes sagrado musulmán del Ramadán.

Lo cierto es que la guerra de Chechenia ha dejado de ser el paseo militar que se está vendiendo al público ruso para provocar su voto masivo por Vladímir Putin en las presidenciales del 26 de marzo.

La conquista de Grozni se ha aplazado, el cerco a la capital chechena es cuando menos poroso, los rebeldes han reconquistado algunas posiciones cedidas en la capital y, lo que es más significativo, han demostrado capacidad de reacción al poner en cuestión el control ruso en "territorio liberado" y, muy especialmente, en las ciudades de Shalí, Argún y Gudermés.

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El mando ruso reconocía ayer el mayor número de muertos (26) en 24 horas desde que comenzó la "operación antiterrorista", hace cuatro meses.

Al mismo tiempo, atribuía al enemigo bajas cinco veces superiores y decía que los ataques en las ciudades citadas habían fracasado y que los "bandidos" chechenos se batían en retirada o estaban cercados.

Se ha roto el hilo de la euforia. Tanto que se ha implantado un toque de queda generalizado y, según Kazantsev, sólo se tratará como "desplazados internos" (refugiados) a las mujeres, niños y ancianos. El resto (es decir, los hombres en edad militar) estarán bajo sospecha y podrán ser objeto de un tratamiento separado.

La pregunta es ahora: ¿se reanudarán los bombardeos masivos sobre Grozni?

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