Un tribunal francés libera al cliente del pago del "efecto 2000"
Un tribunal de Marsella acaba de abrir la puerta a miles de reclamaciones. Todo el mundo le temía al llamado efecto 2000, que debía inmovilizar ascensores, derribar aviones, cegar ordenadores y volver locos todos los relojes. El mundo, casi todo el mundo, ha pagado miles de millones para prevenir un olvido de la informática, y luego ese mundo, casi todo ese mundo, se ha sentido algo estafado al descubrir que no ha pasado nada. Sólo la clínica Monticelli, en Marsella, parece escapar a ese sentimiento generalizado porque no pagó y los tribunales le han dado la razón.Todo empezó en 1992, cuando la clínica dotó sus 42 habitaciones de un servicio de teléfono controlado por una centralita automática de la empresa Alcatel. La inversión fue de 150.000 francos (3.750.000 pesetas), más un contrato de mantenimiento de 20.000 francos anuales.
En 1999, la clínica Monticelli recibió una notificación de Alcatel en la que se le recordaba que debía adecuar sus instalaciones al 2000, que debía prepararse para superar el efecto 2000. Alcatel decía que todo puede resolverse pagando 60.000 francos (1,5 millones de pesetas) suplementarios. Monticelli dijoe que no sólo no comprendía la magnitud de la cifra, sino que además las modificaciones debían estar incluidas en el contrato de mantenimiento.
El tribunal de Marsella, dictando sentencia el 15 de diciembre, ordenó a Alcatel -que presenta recurso- a realizar los cambios adecuados sin derecho a cobro suplementario alguno. El interés del caso reside en que han sido muchísimas las sociedades o particulares que han pagado por adecuar su centralita telefónica o sus ordenadores a las exigencias de la informática. Los magistrados de Marsella dicen que son los instaladores, fabricantes o sociedades de mantenimiento los que debían asumir los gastos. Y no se limitan a eso, sino que precisan además que esa responsabilidad técnico-económica comenzaba a partir de 1990. El resultado de la sentencia sí puede crear colapso, pero a causa del número de reclamaciones ante los tribunales franceses.
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