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Giménez afirma que la historieta "no existe"

El dibujante publica su obra completa con un álbum inédito de la serie "Paracuellos"

El dibujante y guionista Carlos Giménez, de 58 años, ha vuelto al colegio, a la posguerra de los hogares de Auxilio Social. La editorial Glénat, de Barcelona, ha iniciado la publicación de su obra completa, con la aparición en España del álbum Paracuellos 3 y la recopilación en un volumen de España Una, Grande y Libre, una trilogía que empezó en la revista El Papus a mediados de los años setenta. Giménez recrea la memoria de su infancia desde una posición de denuncia política y a través de un medio cada vez más limitado. "En estos momentos no hay tebeos, la historieta no existe", afirmó ayer.

Los dos títulos que inician la colección Carlos Giménez fueron presentados recientemente en Madrid por la novelista Elvira Lindo y ya se ha agotado la primera edición. La editorial Glénat tiene la intención de sacar de forma regular los álbumes publicados antes en Francia y reeditar el resto de sus obras, que alcanzan cerca de 30 títulos, hasta llegar a las primeras series como Los profesionales, Hom, Koolau el leproso, las autobiográficas como Paracuellos, Barrio, Rambla arriba, Rambla abajo y las de ciencia ficción como Dani Futuro, Delta 99, Hom o Érase una vez en el futuro.En los últimos diez años, Carlos Giménez ha publicado en la revista Fluide Glacial, una de los pocas cabeceras francesas de comics en la línea de las clásicas Pilote, Tintin, A Suivre y Spirou. "En España los autores de tebeos están desapareciendo, dentro de un fenómeno general, excepto en Estados Unidos, donde dominan los superhéroes, y en Japón, con el manga", declaró ayer Giménez.

A la desaparición de las revistas, el espacio donde parten las historietas que después formarán los álbumes, se une la falta de creadores, "aunque abundan los chavalitos jóvenes con modelos pobres que quieren ser Mariscal en un día". "La historieta no existe. Sigue Astérix, que es un clásico y se reedita como el Quijote, y entre los estadounidenses sigo con interés la serie de Calvin y Hobbes. Aquí quedamos cuatro tipos que no sabemos hacer nada más y además sólo queremos dedicarnos a lo que nos gusta. Otros compañeros, con gran talento y capacidad, se han dedicado a la pintura, la ilustración, los dibujos animados y, varios de ellos, a escribir novelas".

Giménez ha vuelto a buscar en su memoria biográfica los hogares franquistas de los años cuarenta. Su serie Paracuellos es un clásico, y para el editor, Joan Navarro, "marcó la renovación de los comics españoles, en los que hasta entonces no habían tenido cabida las obras de autor". El crítico y ensayista Jesús Cuadrado dice que es "la más precisa y sincera obra de uno de los mejores historietistas que este país jamás se mereció".

"La tercera parte de Paracuellos es lo que más me apetecía hacer, por tener una identidad personal y ser lo que se parece menos a las obras de los demás. Es la historieta más difundida, que ha sido leía por la gente a la que habitualmente no le gustan los tebeos. Es un mundo que conozco bien, tengo amigos que han estado también en estos colegios y de vez en cuando volvemos a recordar, por lo que tengo muchas aventuras, recuerdos y testimonios", declara Giménez.

Amargura

El dibujante añade que es una historieta con la que se siente muy identificado y la realiza con facilidad, sin "sufrir" en una búsqueda de documentación sobre los personajes. "Lo sé todo de memoria. Los primeros títulos los hice con ganas de exorcizar los fantasmas y de denuncia, como en una sesión psiquiátrica, pero en este libro ya estoy curado de fantasmas y me dedico más a la historia que me apasiona".

Giménez cuenta nuevas historias de los niños internos en los hogares de Auxilio Social. "La amargura, el miedo y la violencia no estaban sólo en estos colegios, sino también en la vida de fuera, en las calles de la posguerra, donde a veces los únicos refugios eran el cine o la madre".

El autor de España, Una, Grande y Libre mete en los dibujos y los guiones su concepción del mundo, las ideas políticas de "un hombre de izquierdas que tiene una ideología". No entra, en cambio, en cuestiones de estilo, ni le preocupa pertenecer a la línea clara o barroca al hacer unos dibujos realistas que sólo quieren tener "calidad".

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