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Carmen Roche aspira a divulgar el ballet clásico con su nuevo espectáculo

La compañía de la bailarina estrena 5 obras

Sus inmensos ojos oscuros sólo los tiene puestos en el baile. María Isolina se colocó las mallas a los 11 años y a los 17 dejó las aulas para dedicarse únicamente a las tablas. Hoy, con 21 años, forma parte de esa fértil cantera de bailarines españoles y, al contrario de la mayoría de sus compañeros, espera hacer carrera en su país. Una apuesta por la que lucha Carmen Roche que, con su compañía de 21 bailarines, dirige un espectáculo para divulgar el ballet clásico en España.

Nerviosa como una principianta a pesar de tener muchas tablas, la profesora de ballet Carmen Roche contaba ayer, minutos antes del ensayo general de su nuevo espectáculo, Clásicos y contemporáneos, por qué imaginó crear una compañía de ballet clásico."Pensé que esta nueva promoción no se podía marchar al extranjero, como ha tenido que hacer la mayoría de los bailarines españoles. No hay un sólo ballet en el mundo que no tenga un intérprete español. Porque los tenemos muy buenos y un público que demanda espectáculos de danza, dos teatros magníficos, el Real y el Liceo... Pero todo esto no es más que mucho ruido y pocas nueces, porque falta el apoyo institucional. Estamos en un momento en que o salimos adelante o nos hundimos", afirmaba Carmen Roche, que confiesa un miedo al vacío, que prefiere esconder a sus alumnos.

"Es una profesión muy dura y somos los hermanos pobres de las artes, aunque tengo esperanza de que surja una mayor sensibilidad hacia una disciplina que en España no tiene tradición, a diferencia de países como Holanda o Francia, donde cada 150 kilómetros encuentras un ballet, un coro o una orquesta".

Directora hoy de su propia compañía, Roche tiene a sus espaldas una larga carrera. Debutó a los 13 años junto a Antonio el bailarín; viajó a Bruselas a la Escuela Mudra, bailando e impartiendo clases junto a Maurice Béjart, quien la contrata como maestra del Ballet del siglo XX.

Aventura

Luego regresa a España como subdirectora del Ballet Clásico Nacional y funda en 1984 el Centro Internacional de Danza de Madrid. Entre su repertorio como solista interpretó la Cantata 51 de Bach; Romeo y Julieta; la Novena sinfonía de Beethoven y el Pájaro azul. Su aspiración ahora es promover el ballet clásico a través de la Fundación Joven Ballet, que creó hace dos años. En esta aventura la acompañan 21 jóvenes promesas, 15 chicas y seis chicos, la más joven de 16 años y el mayor de 23. A ellos les inculca que para ser un virtuoso intérprete hay que empezar por el baile clásico.

"La danza académica es la que te pone sobre los pies. Un ballet contemporáneo se ensaya unas 10 veces, mientras que uno clásico 25. Es mucho más duro, pero a cambio les da a los intérpretes un bagaje que viaja toda la vida con ellos".

Tras una gira por más de 30 ciudades españoles, y actuaciones en los festivales de danza de Madrid y Sevilla, Carmen Roche presenta el viernes y el sábado en el Teatro de Madrid (en la Vaguada) su nuevo espectáculo, en el que combina obras básicas del patrimonio clásico con disciplinas contemporáneas.

La compañía interpretará tres obras singulares del patrimonio: La viandere, Diana y Acteón y ¿Nande, Nande? E incluye el estreno mundial de las obras Burlesque, con la música de Francif Poulen y coreografía de Tony Fabré y Tierra de secano, cuya música es de M. Quiroga y Ramón Oller en la coreografía.

Carmen Roche, para quien "cualquier arte que tocas, te asegura la felicidad", combina en su trabajo una metodología de formación avanzada y de experiencia escénica.

"Presentamos un espectáculo que complementa los diferentes lenguajes de la danza, algo que exige el mayor nivel técnico. Y tanto la formación como la experiencia son esenciales para el crecimiento artístico de estos jóvenes talentos, que dentro de poco serán las futuras estrellas del ballet español".

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