Tras el diluvio
El violento ataque a la prensa del presidente venezolano Hugo Chávez (...) sirve únicamente para distraer la atención y restar energía a aquello que debería ser prioritario: ayudar a los cientos de miles de heridos, desahuciados y sin techo, y decidir cómo y qué debe ser reconstruido en la asolada costa norte de Venezuela.El presidente Chávez se encuentra bajo una enorme presión. Pero es en estas circunstancias en las que un presidente debe mantener la calma. (...) Es lógico que los críticos se cuestionen si el Gobierno hizo todo lo posible para reducir el número de muertos. (...) En una sociedad libre y democrática es fundamental que los medios de comunicación publiquen este tipo de críticas y planteen cuestiones incómodas. (...) Es necesario hacer esta crítica en situaciones de guerra o catástrofe. Desde Venezuela, el Herald y otros medios de comunicación publicaron que Chávez, inmerso en su campaña para una nueva Constitución, no actuó sobre los avisos del inminente desastre. Estos artículos provocaron un ataque furioso, en el que mencionó particularmente a este periódico y a EL PAÍS.
El presidente cree que el ataque a medios de comunicación extranjeros levantará el sentimiento nacionalista hacia sí y restará atención al objeto de la crítica. Pero un ataque a medios de comunicación fiables no ayuda a Venezuela, a sus víctimas o a la credibilidad de Chávez. Su arranque, junto con los artículos contrarios a los medios de comunicación de la nueva Constitución, envían mensajes alarmantes sobre el futuro de la libertad de expresión en Venezuela.
Miami, 3 de enero
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