Un libro analiza la relación de Picasso con el mundo del ballet

Clasicismo, surrealismo avant la lettre, cubismo, naïf, abstracción. Es una combinación de estilos que se dio en el periodo que comprende desde 1917 a 1926, uno de los más diversos y polifacéticos de la trayectoria de Pablo Picasso y que coincide con el trabajo de escenografia y vestuario que realizó para los ballets Parade, El sombrero de tres picos, Pulcinella, Cuadro flamenco, Antígona y Mercure. Josep Palau i Fabre, escritor, poeta y especialista en la obra del artista malagueño, ha analizado el complejo entramado de obras realizado en esa época en el libro Picasso. De los ballets al drama, 1917-1926, editado por Polígrafa con la colaboración, en su edición catalana, de la Diputación de Barcelona. De este libro, tercero de la serie del mismo autor que comenzó con Picasso vivent, 1907 (1980) y continuó con Picasso cubista 1907-1917 (1990), aparecerán próximamente ediciones en castellano, francés, inglés y alemánEn la obra tiene un peso importante el diseño de los decorados y el vestuario para ballets que realizó Picasso en ese periodo. Esta etapa coincide con la relación sentimental y la boda con la bailarina Olga Koklova. "Picasso abandonó a Olga en diciembre del 26. En enero del 27 conoce a Marie-Thérèse, produciéndose entonces un drástico cambio en la obra de Picasso", explica Palau i Fabre. El título del libro se refiere a esta circunstancia, comienza con el enamoramiento de una bailarina y acaba con el drama de su separación.

Obra necesaria

Para el autor, la obra responde a la importancia de este periodo, aunque se trata de una de las etapas menos estudiadas del artista malagueño. "No hemos hecho una obra elitista, sino necesaria". El volumen contiene 700 ilustraciones en color y 1.100 en blanco y negro. "Con motivo de una exposición sobre el ballet El sombrero de tres picos, se realizó una exposición cuyo catálogo contenía menos imágenes de las que presentamos sobre esa obra", explica Palau i Fabre en un intento de dar medida a la dimensión de su proyecto.

Para Palau i Fabre, en este periodo Picasso trastocó totalmente el concepto de identidad con la puesta al descubierto de la personalidad contradictoria del ser humano. "Desde el Renacimiento los pintores creían que con el retrato podían conseguir hacer aflorar el alma, la personalidad interna del retratado. Picasso realiza cien retratos de Olga, todos diferentes, algunos realizados en un mismo día. Con ello expresa la naturaleza cambiante de la personalidad de los individuos".

Según Palau i Fabre, en esta etapa se produce también una incursión por el clasicismo. "Cuando me refiero a este concepto en Picasso, no hay que entenderlo como un descanso en su obra, sino como una inquietud. No hay que tomar el clasicismo en Picasso como un patrón inamovible". En su opinión, el interés del pintor por la Grecia antigua tenía una marcada influencia del helenismo arcaizante. La obra contiene como singularidad una discografía de los ballets con los que colaboró Picasso.