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Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO
Tribuna
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La genómica histórica y los bereberes

Las nuevas técnicas de genética molecular aplicada al estudio de los genes en las distintas poblaciones están siendo muy utilizadas y una nueva rama de la ciencia emerge con fuerza: la genómica histórica. La comparación de los perfiles genéticos de grupos étnicos permite poner a prueba los postulados históricos muchas veces basados en deducciones poco objetivables: sin duda, la genómica complementa a la historia clásica. Así se estableció que la moderna especie humana salió hace unos pocos cientos de miles de años de África y pobló el planeta. En el ámbito mediterráneo se ha visto, con el estudio de los genes HLA, cómo el substrato genético antiguo mediterráneo no estaba integrado por los griegos, y sin embargo sí por los anatolios (turcos), iraníes, judíos, libaneses, cretenses, egipcios, argelinos, marroquíes, ibéricos (portugueses, vascos y españoles) e italianos.La historia nos dice que los griegos micénicos entraron (o se hicieron notar) en la península balcánica hacia 2.000 años antes de Cristo. Destruyeron el imperio cretense y asimilaron su cultura (y escritura). Pero ¿de quién era el patrimonio cultural cretense? La genómica histórica nos dice que, en parte, de todos los mediterráneos, que llevaban ya miles de años manteniendo un flujo cultural y genético importante. Grecia fue un crisol que absorbió también otras culturas antiguas mediterráneas además de la cretense. En este contexto, el pueblo bereber (los imazighen), con características lingüísticas y genéticas propias, ha sido injustamente dejado a un lado de la historia. La lingüística, que es un arma de estudio paralela a la genómica para el reestudio de la historia, demuestra que el bereber se hablaba desde las islas Canarias (guanche) hasta Egipto (oasis de Siwa), y desde la costa sur mediterránea hasta el área subsahariana. Una extensión similar a la de Estados Unidos.

Colaborando con Jorge Alonso García hemos concluido que los pueblos bereberes se vieron forzados probablemente a una emigración masiva, al establecerse hace 6.000 años antes de Cristo las condiciones hiperáridas del Sáhara. Se dirigieron hacia Canarias, hacia Oriente Medio y hacia Iberia y las islas mediterráneas. Parte del patrimonio genético y cultural de Iberia se debe a los bereberes. La lengua ibérica antigua, la vasca (como la etrusca y la minoica) está muy emparentada con la bereber. ¿Contribuyeron los bereberes al desarrollo cultural de los mediterráneos pre-griegos? Es muy probable que así fuese: los resultados de la genómica histórica y la lingüística no dejan lugar a dudas. Los actuales norteafricanos del Magreb, hablen árabe o árabe y bereber, son en su mayoría bereberes, entendiendo por tales los pobladores autóctonos prefenicios del norte de África.

Las invasiones árabes del siglo VII-VIII tanto en Iberia como en el norte de África fueron genéticamente poco importantes: unos relativamente pocos militares y aristócratas iban "conquistando" y reclutando tropa local para el siguiente paso de anexión territorial vecina. La imparable fuerza del islam ha borrado caracteres culturales, pero los genes siguen ahí, mostrando su aplastante verdad. Este caso es paralelo al turco: la genómica demuestra que relativamente pocos turcos centroasiáticos impusieron su lengua a anatolios del substrato genético mediterráneo antiguo. El islam y la interpretación interesada de la historia por países no mediterráneos nos han hecho ver a los turcos también como extraños. Lo son en menor grado que los griegos.

Antonio Arnaiz Villena es catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.

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