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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

"La paz no pasa por la dinamita", asegura Aznar en Belén

El presidente del Gobierno reconoce el derecho de los palestinos a tener un Estado

"La paz no pasa por la dinamita", aseguró el viernes el presidente del Gobierno español, José María Aznar, desde las puertas de la basílica de la Natividad, en Belén, refiriéndose al descubrimiento por la Guardia Civil de dos furgonetas de ETA, cargadas con 1.700 kilos de explosivos. Aznar lanzó desde Tierra Santa este mensaje de diálogo, pocos minutos después de que se entrevistara con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, tras haberse reunido el día anterior con el primer ministro israelí, Ehud Barak, en Tel Aviv.

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"La paz no pasa por la dinamita, sino por tener una voluntad, una determinación y una apuesta clara y definitiva de paz", afirmó el presidente del Gobierno, José María Aznar, en un encuentro informal con la prensa española en un rincón de la plaza del Pesebre, en Belén, durante el segundo día de su peregrinaje por Tierra Santa junto con su esposa y sus tres hijos.Aznar, que aparentemente no deseaba interferir en el mensaje anual de paz que el rey Juan Carlos envía a todo el pueblo español, insistió en sus convicciones afirmando a modo de conclusión que "la paz debe abrirse camino, las libertades deben ser una realidad y los derechos humanos y la tolerancia, la pluralidad y la democracia. Este es mi deseo desde aquí para todos".

El presidente del Gobierno hizo estas declaraciones minutos después de entrevistarse con el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, en el nuevo palacio presidencial de Belén -llamado Casa de los Huéspedes- donde mantuvo con el líder de la Organización de Liberación de Palestina una larga entrevista, similar a la efectuada la noche anterior en el Ministerio de Defensa de Tel Aviv, con el primer ministro israelí Ehud Barak.

Las dos entrevistas que Aznar efectuó con Barak y Arafat llevaron el viernes al presidente del Gobierno a reconocer públicamente y por primera vez el derecho del pueblo palestino a constituir un Estado, "debidamente establecido y reconocido" y con "su tierra garantizada", un mensaje muy diferente al lanzado hace más de un año desde Jerusalén, cuando a la salida de una entrevista con el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu aconsejó al pueblo palestino que tuviera "paciencia" porque sus problemas acabarían solucionándose. Este mesaje poco claro causó en su día un fuerte malestar con la delegación española por parte de las autotidades palestinas.

Aznar aprovechó la ocasión para hacer un balance del papel jugado por España en el proceso de paz en Oriente Próximo, empezando, claro está, desde el momento en que él llegó al Gobierno. Aseguró que su misión en este proceso era lo que en jerga diplomática se conoce como "facilitadores".

"Lo hicimos en el periodo del anterior Gobierno israelí y en circunstancias muy difíciles y siguió posteriormente; ahora se trata de impulsar y poner en marcha algunas iniciativas, asi como facilitar las cosas entre israelíes y palestinos", afirmó José María Aznar, al tiempo que aseguraba sentirse muy esperanzado por el proceso de paz y parafraseando, seguramente sin saberlo, a la secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright, acabó afirmando que esperaba que el año 2.000 sea el año de la paz.

Aznar, que hizo estas manifestaciones el viernes al mediodía en Belén, volvió a la ciudad palestina en otras dos ocasiones durante el mismo día; la segunda hacia las seis de la tarde para asistir a una cena ofrecida por la comunidad franciscana, custodios de los Santos Lugares a Yasir Arafat y a sus invitados. Aznar regresó por tercera y última vez a la ciudad de la Natividad por la noche para estar presente en la Misa del Gallo, junto con su esposa y sus tres hijos; una ceremonia religiosa que duró más de dos horas y a la que sólo pueden asistir un número muy limitado de autoridades, dadas las reducidas dimensiones del recinto.

El presidente Aznar, obligado por razones de protocolo a vivir una situación de permanente equilibrio entre las autoridades israelíes y palestinas, ha optado por residir en el gran hotel Rey David, en Jerusalén oeste, a menos de 500 metros de la Gran Sinagoga, meca habitual de los huéspedes oficiales del Gobierno israelí y de los millonarios judíos norteamericanos. Aznar visitó fuera de programa el Museo del Holocausto, y se trasladó con su familia a Jerusalén, donde recorrió varios lugares, entre ellos el monte de los Olivos y el huerto de Getsemaní.

El presidente del Gobierno regresará hoy al mediodía a Madrid, después de haber asistido a la celebración de la Santa Misa en la Iglesia del Santo Sepulcro.

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