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Los grupos armados independentistas de Córcega declaran una tregua indefinida

El Frente de Liberación Nacional Corso-Canal Histórico (FLNC-CH), el principal grupo clandestino vinculado al independentismo corso, declaró ayer, junto con otras tres organizaciones, una tregua indefinida en el transcurso de una conferencia de prensa celebrada cerca de Ajaccio. A la decisión del FLNC-CH se ha sumado, pues, la gran mayoría de los grupos de la muy dividida familia nacionalista, incluido el misterioso grupúsculo autobautizado Clandestinu, que firmó los últimos atentados importantes vividos en la isla, que causaron un herido leve.

La noticia se produce después de la iniciativa tomada por el primer ministro francés, Lionel Jospin, hace ya 10 días, de convocar en el Palacio de Matignon (sede de la jefatura del Gobierno) a representantes de todos los partidos que cuentan con diputados en la Asamblea territorial de la isla, incluidos los de Corsica Nazione, coalición electoral que pasa por ser la vitrina legal del FLNC-CH. Tras la reunión de París, los diputados de dicha formación declararon estar viviendo "un momento que se atisba histórico", anticiparon que el gesto de Jospin podía ser -como así ha sido- correspondido con "una tregua ilimitada" de los independentistas clandestinos y se atrevieron a poner a éstos "ante sus responsabilidades", pues, sin duda, "sabrán comprender los elementos nuevos que supone la invitación del Gobierno".Ayer, Jean Guy Talamoni, uno de los líderes de Corsica Nazione, se apresuró a relacionar la cita parisina y la decisión de los clandestinos: "Esta tregua ilimitada es la respuesta responsable necesaria para avanzar por el camino de la paz. Pero sólo es el principio de un proceso y no hay que olvidar que los clandestinos son los que más han contribuido para poder llegar hasta aquí". Otros dirigentes corsos, como el comunista Paul Luciani, han pedido que "los independentistas entreguen sus armas, al menos parte de ellas, para demostrar que no todo se limita a palabras, sino que se está dispuesto a realizar gestos que comprometen".

Lionel Jospin, en el transcurso de la reunión en Matignon, que le sirvió para reiterar que el cese de la violencia es una condición previa para cualquier discusión con los independentistas, dejó en manos de los diputados corsos la obligación de encontrar ahora una serie de puntos reivindicativos aceptados por todos. De esta manera, el líder socialista francés espera poner en evidencia los intereses contradictorios que reúne la Asamblea territorial, en la que coexisten los independentistas con los autonomistas moderados y los regionalistas con una amplia representación de la más pura tradición republicana francesa, es decir, partidaria de un Estado centralista y fuerte. "He querido ponerles frente a sus propias responsabilidades", concluyó Jospin entonces.

Para Corsica Nazione es básico el reconocimiento legal de la noción de "pueblo corso", la enseñanza de la lengua corsa y la ampliación de las atribuciones reconocidas en el estatuto insular. El primer punto, que contaría con la aprobación del Gobierno, choca con un dictamen del Consejo Constitucional, que exige una modificación de la Carta Magna para que la expresión "pueblo corso" pueda tener curso legal. Respecto al idioma, no deja de sorprender que fuera precisamente en una época en que Jospin era ministro de Educación, que se aprobase el que la Universidad de Corte, en el centro de Córcega, pudiese comenzar a impartir títulos de profesor de idioma corso, paso previo para cualquier generalización de la enseñanza de la lengua.

Dadas la complejidad del nacionalismo clandestino corso y su extrema división, es difícil predecir hasta qué punto esa "tregua ilimitada" se ha de traducir en un cese de atentados que no comporte enfrentamiento alguno entre bandos armados. La gran mayoría de asesinatos cometidos por los distintos grupos independentistas corsos han tenido como víctimas a miembros de facciones contrarias, un continuado enfrentamiento fratricida en el que a menudo han sido más importantes las máquinas tragaperras o los intereses inmobiliarios que cualquier cuestión ideológica.

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