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El Gobierno de Ceuta, del GIL, dice que no acatará la Ley de Extranjería

El Gobierno de Ceuta, del Grupo Independiente Liberal (GIL), no quiere acatar la nueva Ley de Extranjería y así lo ha dejado claro el portavoz, Manuel de la Rubia, que considera que la aprobación del texto es el acto de irresponsabilidad institucional más grave que se ha cometido contra el pueblo ceutí, "ya que pone en serio peligro la soberanía española de la ciudad". El Ejecutivo de Antonio Sampietro, que se ha opuesto tajantemente a su aplicación en Ceuta, está dispuesto incluso a no empadronar a los inmigrantes que acudan al registro para inscribirse. Sampietro dijo que la entrada en vigor de la ley "condenará al ostracismo" tanto a Ceuta como a Melilla. Sin embargo, el presidente de está última, Mustafa Aberchan, aplaudió la aprobación de la norma y pidió la firma de acuerdos entre España y Marruecos para poder aplicar mejor los preceptos de la ley.En Ceuta viven más de 2.000 subsaharianos de manera irregular y su frontera soporta el paso diario de 25.000 marroquíes que trabajan clandestinamente en la ciudad. "No podemos permitir que al inmigrante ilegal le baste con empadronarse en Ceuta para situarse de manera lícita en España, eso es un crimen para esta ciudad", explica De la Rubia.

El GIL, que gobierna en Ceuta desde finales de agosto gracias al apoyo de la tránsfuga socialista Susana Bermúdez, está dispuesto a hacer "lo que haga falta" para que la Ley de Extranjería no se aplique, ya que estima que el texto "ataca directamente los intereses de ceutíes y melillenses, que tendrán los mismos derechos que los inmigrantes que acojan".

El GIL califica de "traición" el voto contrario de PSOE, IU y de los partidos nacionalistas a las enmiendas presentadas por el PP, aunque a este último le recrimina que antes de que la ley llegara al Senado la había votado favorablemente en el Congreso. Y responsabilizan al diputado ceutí por el PP, Francisco Antonio González, al que el GIL quiere nombrar persona non grata tras pedirle públicamente que se marche de la ciudad.

El GIL se replantea ahora presentar su candidatura al Senado y al Congreso, algo que hasta hace unas horas estaba prácticamente descartado. "Debemos aprender que apoyar a los partidos nacionales no representa la panacea para resolver los problemas. Basta con mirar a Coalición Canaria para comprender cómo con cuatro diputados se puede influir de manera absoluta en las decisiones del Gobierno de la nación".

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