Vida y obra de Oriol Bohigas
Barcelona acoge una exposición sobre la trayectoria vital y creativa del arquitecto catalán
El palacio de la Virreina, uno de los centros de exposiciones que dependen del Ayuntamiento de Barcelona, viene llevando adelante una línea de exposiciones destinada a reconstruir, explicar y celebrar la trayectoria de destacados profesionales que han resultado singulares y significativos para la colectividad barcelonesa. Allí se han hecho exposiciones del fotógrafo Leopoldo Pomés, y del viajero y scout de objetos artísticos Eudald Serra, y el lunes se inauguró la tercera exhibición, dedicada al arquitecto Oriol Bohigas. Bohigas (Barcelona, 1925) fue delegado de Urbanismo del alcalde Narcís Serra en la década de los ochenta, y volvió al Ayuntamiento con Maragall para llevar el área de Cultura desde 1993 hasta 1996. Por una serie de circunstancias y talentos que la exposición glosa, ha dejado huella en diversos aspectos de la vida de la ciudad, desde los años sesenta hasta ahora, cuando sigue proyectando desde su estudio de arquitecto y publicando artículos en la prensa.Así, además de su fundamental contribución al desarrollo y saneamiento urbanístico de Barcelona, Bohigas ha actuado enérgicamente en otros campos de expresión y debate y acción. Como pedagogo fue el primer rector democrático de la Escuela de Arquitectos de Barcelona; como editor, impulsó y consolidó Edicions 62, cuya presidencia ha ocupado desde 1977 hasta hace unos pocos días; como agitador cultural, desde 1957 instigó la reconstrucción del pabellón Mies van der Rohe (hasta que mandó reconstruirlo cuando ya era responsable de Urbanismo en el Ayuntamiento) o la recuperación del pabellón de Sert en la exposición universal de París de 1937, ejemplo de la arquitectura racionalista española que Bohigas ha defendido.
Ayer, paseando entre los cuadros y fotografías de sus padres; junto a la gran caja de cartón donde se exhiben, como quitándole importancia, sus premios y condecoraciones; frente a las carpetas de sus proyectos, las maquetas de sus realizaciones; el plano de Barcelona y su entorno como un acerico en el que las apretadas chinchetas señalan la situación de centenares de edificios construidos por el despacho MBM; los manuscritos de sus dietarios; los prototipos de diseño industrial; los documentos fotográficos de los hitos de la oposición antifranquista -recitales de Raimon, Capuchinada, etcétera- en que tomó parte durante los años sesenta; los monitores que proyectan sus intervenciones televisivas, o los documentos que atestiguan su labor como embajador oficioso entre Barcelona y los maestros de la arquitectura internacional que luego dejarían obra en la ciudad... Bohigas declaró que una muestra como ésta le resulta un poco embarazosa. "En fin, tengo 74 años y a esta edad quizá ya se puede tener la barra de aceptar estos homenajes sin que haga daño", concluyó encogiéndose de hombros.
Los documentos y materiales misceláneos incluyen curiosidades como una colección de las llamativas corbatas del homenajeado, y el piano en torno al cual organiza algunas veladas de melómano. Otra sala resume su ideario político -se define como hombre de izquierdas, republicano, nacionalista-, y otra recoge algunas de sus sentencias y codas a aforismos de otros; por ejemplo, a la sartriana declaración de Tàpies "ser comporta hacer". El arquitecto comenta: "Y hacer, en el arte y en la política, siempre quiere decir hacer alguna revolución". Los trabajos profesionales del despacho de Bohigas ya se han mostrado en la Fundació Miró, de manera que éste es un aspecto del que la Virreina ofrece sólo algunas pinceladas.
El comisario, Juli Capella, ha disfrutado de plena libertad para vaciar los armarios y elegir lo que le pareciese más interesante para montar una exposición entretenida, en la que Bohigas sólo echa en falta un aspecto de su vida: "Mis fracasos. Las cosas que no salieron bien, los edificios que no se construyeron, etcétera".
Babelia
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