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Un matrimonio británico desea un nieto con semen de su hijo muerto

Natasha y Barry Smith, de 60 años, quieren ser abuelos a pesar de que su único hijo, Lance, murió en noviembre de 1998 en un accidente de tráfico. Para emprender su hazaña cuentan con "una cantidad de esperma" que se extrajo, horas después de la tragedia, del cuerpo del fallecido y se almacena desde entonces en un hospital de Birmingham, al norte de Inglaterra.En su contra se sitúan las autoridades médicas y la antigua novia de Lance. "Si destruyen el esperma, es como si volviera a morir. Así lo sentimos nosotros", dijo Barry Smith en declaraciones a la prensa británica. Los responsables del Hospital Priori intentan disuadir a la pareja sexagenaria con argumentos éticos y legales. Cada esfuerzo ha resultado hasta la fecha en vano. Los Smith defienden que su hijo siempre deseó tener descendencia y tomó precauciones al respecto.

Seis meses antes del accidente, señalan, Lance dejó una nota, firmada ante un abogado, autorizando a su novia a utilizar "una cantidad de esperma" en el supuesto de su muerte. El peso moral y legal del testamento quedó anulado cuando la novia, cuya identidad se mantiene en secreto, informó al hospital de que no deseaba someterse al tratamiento.

Los potenciales abuelos presentaron entonces otra nota de Lance en la que por segunda vez manifestaba su deseo de tener un hijo. En esta ocasión el escrito no iba avalado por un letrado, pero tampoco mencionaba a ninguna mujer.

Según el matrimonio Smith, este papel es prueba suficiente para hacer uso del esperma de su difunto hijo recurriendo a una tercera mujer, una madre de alquiler. Para ello están dispuestos a recurrir a los tribunales para obtener un permiso que las autoridades sanitarias le niegan.

Problemas éticos

"Este caso está cargado de problemas legales y éticos", señaló ayer Ruth Deech, presidenta de la Autoridad en Embriología y Fertilización Humana. "A todos nos gustaría ser abuelos. Pero eso no implica que tenemos derecho a llevar de un lado para otro los óvulos y esperma de nuestros hijos, como si fueran productos que buscan a gente que les traigan a la vida".

Además de las cuestiones legales respecto a cuál de los dos escritos es válido ante la justicia, existe también un obstáculo legislativo en la aventura de la familia Smith. El esperma se extrajo una vez muerto el donante de forma que no pudo someterse al tratamiento psicológico obligatorio en estos casos.

El hospital se niega por tanto a acceder a la petición hasta que la pareja presente una declaración satisfactoria de los tribunales.

"El bienestar del niño es de primordial importancia y debemos solicitar al tribunal que se pronuncie al respecto", defiende un portavoz del Priory.

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