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El peligro terrorista, nueva obsesión norteamericana ante el año 2000

El temor a un ataque terrorista dentro o fuera del territorio nacional ha sustituido a los fallos de los ordenadores a causa del efecto 2000 como la principal preocupación milenarista de EEUU. Ha encarnado ese temor la detención en Seattle de Ahmed Ressam, un argelino que traía desde Canadá un coche cargado de materiales para fabricar explosivos. La policía no ha podido todavía encontrar vínculos entre Ressam, de 32 años, y ningún grupo, pero no descarta que los tenga con el GIA argelino y con el saudí Osama Bin Laden.

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Los servicios policiales y de espionaje están trabajando a fondo en este último tramo del año para atajar cualquier posible acción terrorista en territorio norteamericano o contra intereses norteamericanos en el extranjero, confirmó el domingo Sandy Berger, consejero de Seguridad de la Casa Blanca. "Estamos", dijo Berger, "en situación de alerta máxima". Días antes, el Departamento de Estado había recomendado la adopción de "excepcionales medidas de precaución" a todos los estadounidenses que viajan al extranjero en estas fiestas. La advertencia siguió a la detención en Jordania de 14 militantes islamistas que preparaban acciones contra objetivos estadounidenses y que podrían estar relacionados con Bin Laden.Los miles de millones de dólares gastados en los dos últimos años en actualizar los sistemas informáticos casi han garantizado que la mayoría de los servicios colectivos básicos de EEUU funcionarán sin mayores problemas en la transición hacia el año 2000, considerado en este país como el comienzo del siglo XXI y del tercer milenio. Ayuntamientos como el de Washington, no obstante, recomiendan a los vecinos que hagan un "razonable acaparamiento" de productos como agua, alimentos enlatados, leña y combustibles. La mayoría de la población sigue esos consejos sin mayores alarmismos.

Pero en un país cuyos últimos Juegos Olímpicos, los de Atlanta en 1996, fueron ensangrentados por un atentado terrorista de autor todavía desconocido, las grandes concentraciones de masas de la Nochevieja son la principal inquietud de las autoridades. Las dos mayores fiestas populares de la última velada del siglo XX serán la clásica de Times Square (Nueva York) y la preparada especialmente para la ocasión por Bill y Hillary Clinton en el Mall de Washington, frente a la Casa Blanca. "Esas dos fiestas", dice Jim Rice, oficial del FBI encargado de la seguridad del acto en Washington, "son imanes muy poderosos para grupos terroristas nacionales o internacionales, individuos enloquecidos o sectas milenaristas".

El FBI suministró el pasado noviembre a todas las fuerzas policiales del país un aviso con relación al cambio de milenio. Y les recomendó que concentraran su atención en "individuos o grupos relacionados con los cultos apocalípticos, el racismo blanco o negro y el movimiento miliciano". Según el FBI, militantes y simpatizantes de esas corrientes extremistas políticas o religiosas "llevan meses almacenando armas y municiones, preparando casas seguras y vigilando objetivos potenciales".

Otro informe, éste de una comisión militar especial que trabaja para la Casa Blanca y el Congreso, afirma que existe un riesgo real de que en torno a Nochevieja sean utilizadas armas de destrucción masiva por "organizaciones religiosas y sectas de tendencia fundamentalista o apocalíptica". Y, por supuesto, ningún experto descarta la actuación de un individuo armado y enloquecido como los que protagonizan constantemente tiroteos en las escuelas, los lugares de trabajo y las calles de EEUU.

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Aunque han sido cancelados muchos vuelos de Nochevieja y Año Nuevo por falta de pasajeros, eso debe ser considerado como una precaución excepcional de los usuarios. "El pueblo norteamericano", dice Rice, del FBI, "no debe sentir miedo a salir a la calle o participar en concentraciones públicas. Estamos adoptando medidas preparatorias excepcionales precisamente para garantizar que no habrá problemas".

La concentración de Nochevieja frente a la Casa Blanca, que será presentada por el actor y cantante Will Smith y contará con actuaciones musicales y teatrales y la presentación de un filme hecho para la ocasión por Steven Spielberg, reunirá a más de medio millón de personas, según los cálculos de la Casa Blanca, que aspira a convertirla en la "gran fiesta del milenio". La tradicional de Times Square, el equivalente neoyorquino de las campanadas en la madrileña Puerta del Sol, puede contar con un millón de asistentes.

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