Más barato que robar
"Casi tan barato como robar, pero no tienes que salir de casa".Esta inquietante leyenda encabezaba el pasado lunes día 13 una página entera de publicidad en la que una empresa invitaba a comprar por Internet.
Para que la frase quedara clara, el anuncio incluía un primer plano de una mujer joven en el momento de meter en su bolso un disco compacto junto a la estantería de unos almacenes y con gesto escrutador para cerciorarse de que nadie la viera al apoderarse del disco. La imagen no dejaba lugar a dudas: era alguien apropiándose indebidamente de algo ajeno en el interior de un comercio. El tamaño, a toda página, realzaba considerablemente el impacto
El mensaje también resultaba transparente y sin necesidad de interpretaciones: el servicio de compra electrónica le resultará a usted muy barato, casi "como robar", y le ofrece la ventaja de no tener que molestarse en "salir de casa" para apropiarse de lo que desee.
Carlos Díez de Terán protestó ante el Defensor. Entendía que se trata de un mensaje transgresor que excede lo tolerable.Tiene razón.
Ricardo Casillas, director del departamento de Publicidad del periódico, admite que se trata de una página muy poco afortunada, aunque insiste en que mantienen la alerta permanentemente y rechazan anuncios que, a su juicio, violan normas jurídicas o de convivencia generalmente aceptadas.
El lector argumentaba que la página publicitaria incita al hurto en tiendas y almacenes, y que enviaba un pésimo mensaje, sobre todo para los lectores más jóvenes.
El Defensor está de acuerdo con lo segundo, aunque no cree de ningún modo que el lamentable mensaje incite a cometer acciónes delictivas.
Se trata, eso sí, de una comparación grosera. Nada tiene que ver una buena oferta de cualquier servicio con el hurto. Son magnitudes que se miden en mundos distintos: el mercado de buena ley que ofrece ventajas a los destinatarios del anuncio y el Código Penal. Con eso basta para concluir que el reclamo no debió publicarse.
Sujetar la imaginación
El jueves día 16 se insertó otro anuncio que ha despertado protestas. Esta vez, de un sujetador. Además de la marca podía verse a una mujer vistiendo la prenda a la que un hombre tapa los ojos con las manos mientras ella se dispone a besarse con un segundo varón.El mensaje obvio, por más trivial que pueda resultar a muchos, es que la prenda en cuestión confiere a quien la lleve un altísimo poder de seducción.Pero Concha Hernández, directora de la revista Trabajadora, de la Secretaría de la Mujer de Comisiones Obreras, y otras 10 firmantes enviaron una carta para denunciar que la escena evidencia que "dos hombres están forzando a una mujer en sujetador" y, aún más, que "bien podría tratarse de una violación".
El Defensor, como en otras ocasiones en que se plantean problemas de interpretación de textos o imágenes, hizo una pequeña encuesta. Esta vez entre mujeres que trabajan en el periódico: ninguna adivinó en la fotografía nada tan repudiable.
Es cierto que la publicidad utiliza la imagen femenina con frecuencia y que a veces poco tiene que ver el producto con el reclamo femenino que se ofrece.
Pero es que en esta ocasión se trata de un artículo específico para mujeres, por atractivo que resulte para los varones.
El anuncio, sin duda, no era inocente. La fantasía erótica se hacía explícita e inmediata, y, en ese sentido, puede inquietar a algunas personas, ya sea por razones morales o por entender que se comete un exceso sexista.
El Defensor tiene que apoyarse en lo obvio: hay textos informativos, de opinión y publicitarios que molestan a algunos lectores. Es inevitable que ocurra, pero poco puede decirse, al margen de lamentarlo, mientras no se traspasen normas legales o deontológicas.
Casarse en titulares
En la edición del lunes 6 de diciembre, en un pequeño titular de primera página -lo que en la jerga profesional se conoce como un sumario- pudo leerse esta sorprendente noticia: "Un concejal del PP casa a una pareja de homosexuales en Mataró".Beatriz Gimeno, responsable del gabinete de prensa del Colectivo de Lesbianas y Gays de Madrid, ha escrito al Defensor para protestar porque la noticia es "simplemente falsa".
Explica que en organizaciones como la suya están acostumbrados a que, tras publicarse textos de este tipo, "llamen muchos gays y lesbianas preguntando dónde y cómo pueden casarse", y, en claro tono de protesta, concluye que "en este país ninguna pareja de gays ni de lesbianas puede casarse".
Sin embargo, la noticia, publicada con cierto relieve en las páginas de sociedad, era correcta: "Un concejal del PP de Mataró inscribe a dos homosexuales en el registro municipal de parejas de hecho".
Eso es lo que ocurrió y eso es lo que contaba el periódico. Una vez más, el intento de un titular llamativo o la necesidad de abreviarlo -los sumarios de primera página exigen comprimir los textos de modo considerable- llevaron a violentar la realidad.
El que la noticia reflejase lo ocurrido no excusa el exceso de la primera página: pudo haber lectores que no llegasen a leer el texto informativo, o que se viesen burlados por el espectacular anuncio del sumario.
En todo caso, como afirma Beatriz Gimeno, los gay y lesbianas no pueden casarse en España "por más que lo diga EL PAÍS".
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (
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