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'Los Albertos' terminan un vertedero capaz de recuperar toda la basura que genere Madrid

Antonio Jiménez Barca

En enero, Valdemingómez estrenará nuevas instalaciones para recibir montañas de basura. El nuevo vertedero de Madrid - "planta de tratamiento de residuos", según sus responsables- ha sido promovido por Vertresa, empresa de Alberto Cortina y Alberto Alcocer, más conocidos como los Albertos. La ciudad podrá recuperar aquí el 100% de las 3.600 toneladas de basura que genera al día. Ahora, la mitad de la basura acaba en el vertedero, mientras el resto se recupera mediante una selección (papel, vidrio, compuestos orgánicos para hacer abono) o es incinerado.

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3.300 pesetas por tonelada

El nuevo vertedero Las Dehesas, situado cerca del viejo de Valdemingómez, al que sustituirá, parece más una factoría que un almacén de desperdicios. Da la impresión de que depositar allí la basura será una operación tan compleja y precisará de tanta tecnología como fabricar cosas.El objetivo de la nueva planta, según recordó ayer el concejal de Medio Ambiente, Adriano García-Loygorri, es que esta planta convierta en materia utilizable la mitad de las toneladas de basura que le lleguen.

El proceso es el siguiente: los camiones llegarán al nuevo vertedero y depositarán los desperdicios en cuatro fosos de casi 15 metros de profundidad con forma de embudos gigantes. Los fosos están comunicados con una suerte de túneles giratorios que miden más de 20 metros de largo, denominados troqueles, que moverán los desperdicios a fin de separar la materia orgánica del resto de basura. Los troqueles poseen en la parte inferior unos agujeros de unos 10 centímetros de diámetro. Sirven para que se filtre la basura de poco tamaño, basura orgánica en su mayor parte. Por medio de unas bandas mecánicas, será conducida, automáticamente, a unos compartimentos estancos, cerrados por los lados y aireados por el suelo donde fermentarán los desperdicios orgánicos. A los dos meses, saldrán convertidos en abono. "¡Y hay que ver lo bien que se vende ahora para el cultivo de la vid!", afirmaba ayer un técnico municipal.

El resto de los desperdicios, seguirá el viaje hacia el reciclaje. Pasará los troqueles. Después se separarán, por medio de corrientes magnéticas, los objetos metálicos. Un grupo de personas estratégicamente colocadas al final del proceso extraerán, a su vez, el papel y cartón, que también se recicla. Lo que quede (trozos de cerámicas, maderas, papeles inutilizables, materia orgánica de grandes dimensiones, hierros insalvables...) se almacenará en el vertedero propiamente dicho. Para esto ya está preparada, -con el suelo de grava y con plásticos para que los líquidos contaminantes que supura la basura, los lixiviados, no se filtren a la tierra- la primera de las siete celdas de 15 hectáreas donde se almacenarán los residuos.

El vertedero cuenta con siete celdas. Según se vayan llenando, se irán reforestando. "De manera que dentro de 25 años, cuando el vertedero esté lleno, seis de las celdas sean ya un parque con árboles y la última, un terreno a punto de serlo", resumió ayer el concejal de Medio Ambiente.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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