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ELECCIONES EN RUSIA

Rusia bombardea las vías de escape de Grozni

Por la mañana, el jefe del frente este, Guennadi Tróshev, anunciaba un inminente "golpe decisivo" en la guerra de Chechenia. Poco después, el primer ministro, Vladímir Putin, daba cuenta del bloqueo de una importante vía de escape de los guerrilleros hacia Georgia. La acción militar, añadió, "puede cambiar cardinalmente la marcha de la operación antiterrorista". Justo lo que necesitaba Rusia tras las noticias (negadas furiosamente por Moscú) de que una columna de blindados fue exterminada la noche del miércoles en Grozni en una emboscada que costó la vida a más de cien soldados.

A menos de dos días de que abriesen los colegios electorales, las tropas rusas lamían ayer sus heridas por su peor revés en esta guerra. Sus mandos se esforzaban en deshacer el efecto negativo frente a las urnas. La buena marcha de la guerra es el principal soporte del espectacular aumento de la popularidad de Putin -indiscutible favorito para relevar a Borís Yeltsin- y del salto hasta el segundo puesto en intención de voto de esa invención del Kremlin que se llama Unidad y dirige el ministro para las Situaciones de Emergencia, Serguéi Shoigú.El eco de la batalla de Grozni, que ha llegado con sordina a oyentes, lectores y telespectadores rusos, necesitaba un contraste. Ayer consistió en esa "operación en gran escala" cerca de la frontera de Georgia, destinada a evitar la huida de los boievikí (combatientes chechenos) y a cortar la llegada de refuerzos o suministros del exterior. La cadena de televisión independiente NTV aseguró que algunas bombas rusas habían caído a las seis de la mañana de ayer cerca de la fronteriza localidad georgiana de Shatilí.

Hasta ahora, Georgia, república ex soviética en la que aún quedan varias bases rusas, se ha negado al patrullaje conjunto de la frontera. Algunas informaciones sostienen que Moscú ha solicitado (también sin éxito) libre acceso a sus tropas a Chechenia desde territorio georgiano, lo que estrecharía el cerco a los independentistas en su último reducto de las montañas del sur y el este de la república caucásica.

Fuentes militares rusas aseguraban que los rebeldes se retiran precisamente en esa dirección, abandonando toda resistencia en las tierras llanas en las que se concentra la mayor parte de la población de Chechenia y que ya están bajo el control de las tropas federales. Con una excepción: Grozni.

No estaba claro todavía ayer si el "golpe decisivo" a que se refería el general Tróshev era el de la frontera de Georgia u otro aún más simbólico y que no podría tener otro escenario que la capital chechena. Ésta se encuentra, según fuentes rusas, totalmente rodeada y sin posibilidad alguna de recibir del exterior armas o municiones.

Desde Mozdok, base de Osetia del Norte desde la que se dirige la guerra, el servicio de prensa de las fuerzas rusas reconocía, no obstante, que el enemigo tiene en colinas estratégicas de la ciudad posiciones bien equipadas con morteros, lanzadores de granadas y cohetes y armas antitanques. En los últimos días se había especulado con que los boievikí se disponían a retirarse sin lucha de Grozni, que consideraban indefendible. La batalla del pasado miércoles pone en entredicho esta hipótesis y permite suponer que la toma de la ciudad no será un paseo. Menos probable parece aún que se cumplan vaticinios como que la ocupación se produciría en cuestión de días, incluso antes de las legislativas de mañana.

El Ministerio de Defensa reconoció ayer que 404 soldados y 129 miembros de las tropas de Interior han muerto en Daguestán y Chechenia desde el comienzo de la operación, hace más de tres meses. Las cifras reales probablemente son muy superiores. Si hubiese un asalto frontal a Grozni, el número de bajas se incrementaría espectacularmente.

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