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ELECCIONES EN RUSIA

Desconfianza hacia Occidente en la crisis del Cáucaso

Pilar Bonet

Rusia comprende la necesidad de crear un entorno estable en la zona del Gran Cáucaso y las ventajas políticas y económicas que este logro le acarrearía, pero se encuentra en un difícil dilema. No puede superar sus suspicacias ante la intervención de la zona de países occidentales, y especialmente de Estados Unidos, y, por sí sola, no puede dar respuesta a todos los conflictos que se agudizaron en la región a raíz de la desintegración de la URSS.El dilema de Moscú está en el origen de su actitud ante las ofertas de ayuda occidental y se puso ayer de manifiesto en la intervención que el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Igor Ivanov, protagonizó ayer en la Sociedad Alemana de Política Exterior. "Hay países a miles de kilómetros del Cáucaso que declaran este territorio como zona de sus intereses estratégicos", manifestó con cierta ironía el ministro, aludiendo a Estados Unidos.

Ivanov admitió que las relaciones de Rusia con los países del Cáucaso se veían "lastradas" por los conflictos de la región. En las relaciones con Azerbaiyán, dijo, ha influido el conflicto de Nagorno-Karabaj, y en las relaciones con Georgia, influye la "utilización" del territorio de este país por los "terroristas" de Chechenia. Tan solo con Armenia, Rusia desarrolla unas relaciones amplias en todo el espectro temático, desde lo económico a lo militar, señaló el ministro.

Enfriamiento con Georgia

Ivanov, que realizó un viaje por la región en septiembre, concedió que habría que haber dedicado más atención al Cáucaso y señaló que Rusia está a favor de un "Gran Cáucaso estable". El ministro dijo que el "enfriamiento" de las relaciones con Georgia "no es culpa de Rusia". El cierre de la frontera georgiana a los combatientes chechenos no sólo va en interés de Rusia, sino también de Georgia, dijo Ivanov.

El ministro, que se opone a una misión mediadora de la OSCE en Chechenia, se mostró sin embargo positivo sobre la presencia de una misión internacional de observadores de la OSCE en la frontera ruso-georgiana. El ministro de Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, expresó ayer su apoyo a la decisión de la OSCE de enviar esta misión a la zona. El tema fue discutido en conversaciones bilaterales entre Ivanov y sus colegas occidentales el jueves por la noche.

Según Ivanov, la misión de la OSCE que estuvo instalada en Grozni a partir del 1995 tuvo varios años para contribuir a una solución política en Chechenia. Sin embargo, la misión se marchó hace un año, por deseo propio y temiendo por su propia seguridad. Ivanov indicó que Rusia no quiere quedarse aislada de Occidente ni romper sus vínculos con la OSCE.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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