El tribunal no tuvo otra opción

Lo sabía el tribunal, lo sabían los letrados y sólo el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, secundado por las acusaciones, insistió en que la vista se iniciase incluso sin la presencia de uno de los principales acusados.Con el informe en contra de tres forenses y la petición de suspensión de todas las defensas, el tribunal no tenía otra opción que el aplazamiento. Empezar a toda costa con Bayo en el banquillo hubiera supuesto para el tribunal asumir un grave riesgo sobre la salud del procesado. Empezar sin él hubiese podido determinar la nulidad del juicio por indefensión.

La cara del presidente del tribunal, Siro García, sin embargo, reflejaba la indignación que sentía y que no se cuidó en disimular. Atajó severamente la actitud desenfadada del abogado defensor del general Rodríguez Galindo, José María Fuster Fabra, diciendo: "Señores letrados, ¡guarden sala!. ¡Esto es un acto judicial!. Tienen el deber de conocerlo".

También reprendió al procesado y abogado Jorge Argote, cuando, un tanto inoportunamente, interrumpió el relato de antecedentes del secretario judicial para reclamar la nulidad e las actuaciones. Siro García le espetó: "Le conmino a que no vuelva a interrumpir a ningún miembro de este tribunal en el uso de la palabra, aunque éste sea el secretario"