_
_
_
_

Cruzada por el camarón del desierto

Un camarón antediluviano de gran valor científico, un pequeño crustáceo cavernícola de agua dulce y de apenas dos centímetros y medio que ha permanecido agazapado en su cueva durante millones de años, acaba de salir a la luz para convertirse en el símbolo de la lucha contra el proyecto del Consell de construir una nueva carretera entre Oropesa y Cabanes, justo en el límite del parque natural del Desierto de las Palmas.Ninguneado por la declaración de impacto ambiental de la nueva carretera efectuada por la Consejería de Medio Ambiente, que pasa de puntillas sobre los efectos de la futura vía rápida sobre la única cueva en la que se ha hallado al camarón ciego y transparente, los críticos con la infraestructura todavía confían en que la pequeña gamba subterránea paralice el proyecto.

Más información
Intereses ocultos de una vía sin marcha atrás

El crustáceo fue encontrado en 1993 en la cueva de L"Ullal, situada en el valle de Miravet, por un espeleólogo autóctono que puso en conocimiento de la comunidad científica el hallazgo. Para preservar el descubrimiento, los pocos conocedores de la ubicación de la entrada a la misma mantienen como oro en paño el secreto.

Afortunadamente. Porque los expertos en este tipo de invertebrados han constatado que Typhlatya miravetensis, que es así como se ha denominado al raro crustáceo en homenaje a la cercana Tinença de Miravet, constataron rápidamente que el animal de la cueva constituía una nueva especie. Y más aún, muy singular. A saber: se trata del primer decápodo cavernícola encontrado en la Península Ibérica y uno de los pocos de este tipo hallados en Europa.

Y de la singularidad se pasó al valor científico: su estudio ha revelado además que sólo se han encontrado camarones de características similarres al otro lado del Océano Atlántico, en concreto, en el área del Caribe (península del Yucatán y Antillas Mayores), en las Bermudas, en la Isla Ascensión y en las Galápagos. Su descubrimiento, según los científicos, revoluciona todas las hipótesis sobre el origen y la evolución del género Typhlatya, pues se pensaba que éste había evolucionado en tiempos relativamente modernos (Mioceno o posterior) a partir de camarones marinos. Pero la absoluta adaptación a la vida cavernícola y de agua dulce del camarón de Cabanes hace imposible pensar en una dispersión del género a ambos lados del océano y demuestra que Typhlatya es mucho más antiguo: "Aunque espectacular, la única hipótesis plausible es que el género sea más antiguo que el propio Océano Atlántico, es decir que tenga una antigüedad no inferior a los 65 millones de años", se explica en un informe científico. Y permitiría asimismo encuadrar a otro especimen similar hallado en los Balcanes dentro de la misma línea evolutiva.

Los ecologistas y los vecinos de la zona opuestos a la carretera proyectada por el Consell desconocían la existencia de esta joya prehistórica -"es más espectacular que si se encontrara un mamut vivo en la sierra de Cazorla", explica un vecino- y sólo supieron de su existencia por la escueta referencia que hacía la declaración de impacto ambiental: "Por último", reza el documento, "se destaca la existencia de una sima en el barranco Chinchilla en el perímetro del paraje natural, catalogada de interés espeleológico, y en la que se encuentra una nueva especie de crustáceo denominado Typhlatya miravetensis, siendo conveniente su protección no alterando su hábitat natural". Y no se vuelve a mencionar.

Ahí saltaron las alarmas de los críticos con el proyecto, indignados con el desinterés de la máxima autoridad ambiental del Consell con la riqueza de las cuevas de la zona (más de 70) y, sobre todo, con el hogar del camarón de Cabanes, que constituye la única cueva con agua de la zona, por lo que se teme que el crustáceo no habite en ninguna sima próxima.

Así, el grupo ecologista GECEN (Grupo para el Estudio y Conservación de los Espacios Naturales) ha puesto en conocimiento del ministerio los hechos y ha denunciado ante la sociedad las, a su juicio, irregularidades del proyecto. Así, la nueva carretera para unir la C-238 y la N-340 entre Cabanes y Oropesa contaba con tres posibles trayectos. Y el elegido, el denominado sur, discurre muy próximo a un camino asfaltado que ya une ambas poblaciones. Bajo esa carretera, que es justo el límite del parque, discurre la cueva de L"Ullal para adentrarse más de 200 metros en el Desierto de las Palmas. Y a apenas unas decenas de metros, Obras Públicas pretende construir "una vía rápida", con desmontes y túneles, que nadie puede prever cómo afectarán a una cueva que discurre a sólo 26 metros de profundidad y cuya agua se desconoce de dónde viene ni qué salida tiene.

Y no sólo eso, los defensores del parque argumentan que éste ya está suficientemente agobiado por el este (la A-7 y la N-340) y por el oeste (C-238 y CS-800) como para que en el valle más tranquilo (donde un simple tractor se escucha a kilómetros) se instale una vía rápida prevista para atajo del transporte pesado que, para los detractores, "inundará de ruido a un tercio del Desierto de las Palmas".

De hecho, la anterior junta rectora del parque se opuso a este trazado (y a favor de la alternativa norte, paralela y por otra vía ya existente a apenas unos kilómetros) por 10 votos frente a los cinco de instituciones del PP (tres consejerías, la diputación y el Ayuntamiento de Castellón). De nada sirvió, el proyecto siguió adelante. Pero los ecologistas no pierden la esperanza. Confían en que el Gobierno, la UE o los tribunales defiendan la pervivencia del camarón. De él o de sus primos, porque hace tres años se hallaron otros ejemplares de crustáceos de los que todavía se ignora su importancia científica.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_