El Deportivo se despega
El Deportivo se marcha solo. Harto de caminar sin dueño, el campeonato, quince jornadas después, empieza a señalar un candidato claro al título. El conjunto gallego se confirmó ayer como un líder sólido en un escenario difícil, Anoeta. Ganó 0-1 y sumó su sexta victoria liguera consecutiva, la mejor racha de su historia. Al Madrid lo tiene a 16 puntos en la tabla; al Barcelona, a diez; al Celta, todavía segundo, ya a cinco. Y en el horizonte, para el próximo fin de semana, el Deportivo-Celta, un clásico de rivalidad regional que se insinúa como un duelo juez de la Liga. Sólo el equipo de A Coruña sonríe en una Liga que tiene sufriendo a los llamados grandes.Al Madrid, por ejemplo, para quien supo a gloria un empate en Santander. Así están las cosas: en estos tiempos, un punto en El Sardinero es una noticia fabulosa para los blancos. Fue otro partido horroroso el de los madridistas, de fútbol plano y actitud sonrojante -tras el 0-1 sólo pensó en conservar el resultado-. Jugó con fuego el Madrid, como reconoció Del Bosque a la conclusión, y lo terminó pagando ante un Racing repleto de bajas. Los de casa lograron empatar, aunque en fuera de juego, y dejaron al Madrid a ese punto del descenso que tanto escuece.
El Barcelona dedicó la jornada a buscar explicaciones al resbalón del sábado en Sevilla. Van Gaal y la plantilla estuvieron reunidos durante dos horas y cuarto en una charla dura, con reproches mutuos. Mientras, las miradas empiezan a depositarse en Frank de Boer, que colecciona errores.
El Celta empató en casa ante el Athletic (1-1) y dejó que se marchara el Deportivo. Pero el gran petardazo del fin de semana lo pegó nuevamente el Atlético, que perdió ante el Valencia (1-2) de manera lamentable. Once futbolistas por parte del Atlético, ocho por la del Valencia (Gerard, m.70, Carboni, m.72, Piojo López, m.87, fueron progresivamente expulsados). Pero pese a la desproporción, el conjunto local no fue capaz de levantar el 1-2 con el que Juan Sánchez dejó el partido a los 53 minutos.
La cosa terminó con el público increpando a Jesús Gil, pidiéndole decisiones drásticas. El dueño del Atlético no encajó bien las recomendaciones y cargó contra los que le gritaban. Los jugadores no están con Ranieri, del que se han distanciado totalmente tras sus palabras del pasado jueves cuando se declaró inocente de los males del equipo y responsabilizó a los futbolistas. Y el público tampoco quiere al italiano, que le aburre y que tiene al equipo en el pozo de la tabla. Pero Gil sigue apoyándole.
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