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FÚTBOL 15ª jornada de Liga

El Madrid racanea un punto

Los madridistas siguen su tránsito patético por la Liga y empatan ante un Racing que mereció más

José Sámano

Es hora de hacer cuentas y al Madrid no le salen. Su patético tránsito por la Liga le exige algo más que apretar los dientes para defender un gol en Santander durante todo un periodo. Sin grandeza ninguna, el equipo tuvo una pinta barrial. Propia de esos clubes modestos que arañan un gol, se tapan hasta la nuca y pasan una tarde de angustia rezando al destino. Pero el Madrid no tiene ese hábito. Tiene otro envase, pero vive días de confusión, de una congoja infinita que le hace tiritar ante cualquier rival. Lo hizo ante el Racing, un equipo también abonado al diván, que ha ganado un partido de Liga en su campo y cuya enfermería estaba ayer tan atascada como cualquier rincón de Barajas. Pese a todo, el Madrid trazó un partido menor. Primero aceptó el cuerpo a cuerpo del Racing y salió victorioso con el gol de Raúl, no en el juego; luego, durante todo un largo tiempo, se metió en el cuarto oscuro, cerca de Casillas. Y como el equipo no está esculpido para defender no pudo achicar la crecida cántabra.Fue un partido repleto de desequilibrios. Repitió Del Bosque con Helguera por el pasillo del ocho. Y el chico -un jugador muy interesante- no es interior. Ni extremo. Atornillado en la banda y sin recursos veloces, el cántabro vivó una tarde angustiosa ante su paisano Amavisca. Y, encima, Karembeu le hizo la cama, cerrando tarde y mal su espacio. Al otro lado de la bahía, Savio. Un extremo puro. Ya saben: aceleración, una culebra en la cintura y rosca. Lo de toda la vida, hasta que llegó el exterminio. A la cojera táctica del Madrid, el Racing, azotado por las bajas (Arzeno, Munitis, Txema, Billabona, Tais), opuso un diseño un punto caótico, con sólo tres defensas puros, todos desubicados y dos de ellos zurdos (Neru y Sietes). Se puede construir con una sola pierna; pero se despeja con todo y los zurdos no manejan la pata de palo. El joven Neru fue la evidencia. Pasó la tarde metido en problemas para martillear lo que caía desde su costado derecho. Por donde Savio pinchaba una y otra vez al sueco Mellberg, un tipo pesadote que tardó en adivinar si su presa era el extremo brasileño o Morientes. O quizá Raúl.

RACING 1

REAL MADRID 1Racing: Ceballos; Mellberg, Neru, Sietes; Manjarín, Espina, Ismael, Amavisca; Vivar Dorado; Bestchasnykh (Rushfeldt, m. 57) y Salva. Real Madrid: Casillas; Karembeu, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Helguera, Redondo, Savio (Anelka, m. 60); Guti; Raúl y Morientes (Sanchis, m. 79). Goles: 0-1. M. 24. Córner contra el Racing. Remata Hierro de cabeza, un defensa local despeja el balón sobre la raya y Raúl, más listo que nadie, empuja la pelota a la red. 1-1. M. 82. Vivar Dorado tira la pared con Rushfeldt en el balcón del área madridista. La devolución del noruego le cae a Salva, que estrella el balón contra Casillas. La pelota queda muerta y Vivar Dorado, en posición ilegal, la arrima a la red. Árbitro: Andradas Asurmendi. Mostró tarjeta amarilla a Redondo, Amavisca y Guti. Unos 18.000 espectadores en el Nuevo Sardinero. Tarde muy ventosa y lluviosa en Santander.

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Con esta guisa el partido tuvo un aire muy inglés en el primer tiempo. Cada pelota que desembocaba en las áreas era amenazante. Quebrado el partido, sometido a un viaje de ida y vuelta, Savio y Amavisca coparon el protagonismo. El Racing pegó primero. Dos vuelos del ex madridista dejaron a Bestchasnykh de cara a Casillas, pero el ruso es de esos futbolistas que cuanto más se acercan a la portería más se les empaña el gol. El ruso concedió el indulto al Madrid y Savio tomó el testigo. Con Raúl descolgado en el balcón del área, los madridistas inclinaron el partido de su lado. Un par de amagos le permitieron adivinar que su oponente no sabía ni a quién ni cómo defender. Era cuestión de tiempo. Que el Madrid liberara su talento frente a un grupo animoso al que el desorden le restaba anticuerpos. El embarullado gol de Raúl desnudó al Racing, que con medio equipo para defender un córner no supo despejar la pelota. La puñalada dejó a los cántabros en estado comatoso. El Racing pedía a gritos un tiempo muerto y el Madrid se ensañó durante cinco minutos, único periodo del choque en el que estuvo por encima.

Todo invitaba a un festín de los Del Bosque. El choque podía tener tintes terapéuticos para el Madrid. Lo adviritió el técnico, que al poco de la reanudación retiró a Savio y envidó con Anelka. El Madrid había empezado un tanto descarrilado el segundo tiempo y Del Bosque quería todo el botín. Con el cambio mandó una señal inequívoca, pero sus jugadores no la descodificaron. A cada minuto daban un paso atrás. Qué más quería el Racing. Ante el repliegue rival y con Vivar Dorado al mando embotelló al Madrid, que con Anelka en un inmenso descampado nunca inquietó al Racing. Ni un sustito que le hiciera ganarse un poco de respeto. Lo de Anelka merece una tesis: el chico vive en permanente fuera de juego, ya sea en los partidos, en los entrenamientos o en la Castellana. Simplemente, no está. Se le espera, pero no aparece.

Y en el fútbol si no amenazas con algo te pierden el respeto. Si Anelka se da a la fuga -hasta perdió un sprint con el gigantón Mellberg- y, además, no tienes el balón no eres nadie. Y el Madrid no tuvo la pelota. O no la quiso. Se sintió tan necesitado de los tres puntos, que se convirtió en un pelele e invitó al Racing al empate. Incluso, a repetir ronda. El Madrid no tuvo otra respuesta. No está perfilado para la trinchera. Ni moldeado para soportar tiempos de rebajas, con los puestos de descenso en el retrovisor. Sólo desde la grandeza, dejando una rendija al talento, se puede sentir superior. Si juega como ayer, con el gatillo encasquillado y la guardia en alto, no le salen las cuentas. Después de racanear un punto en El Sardinero aún sigue en números rojos. Ya no es un enfermo imaginario.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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