Las cajas

LUIS ÁNGEL HIERROA pesar de que algunos pensasen que con la aprobación de la ley de Cajas por parte del Parlamento andaluz iba a remitir la polémica desatada como motivo de la misma, la realidad ha demostrado todo lo contrario. De hecho, de manera inmediata se ha producido el rebrote de la disputa ya que, como había quedado demostrado, el principal problema que se debatía no era tanto la propia regulación, como la capacidad de las instituciones públicas de controlar a unas corporaciones que, con el tiempo, habían quedado al margen del control institucional.

Evidentemente, dado que el proceso no culminará hasta que definitivamente queden renovados los Consejos de Administración y las presidencias, conforme a lo establecido por la nueva normativa, la lucha sigue en pie. Lucha, que ahora ha comenzado a jugarse en los terrenos de las denuncias y que, si no se remedia a tiempo, puede que termine con algún que otro escándalo, que al final no hará otra cosa que repercutir negativamente en la imagen de una parte importante del sistema financiero andaluz.

En su momento fue una irresponsabilidad enarbolar la bandera localista para defender unos intereses, probablemente particulares, que para nada tenían que ver con lo que se debatía y que lo único que han conseguido es dañar el sentimiento andaluz. Y más lo fue intentar modificar la voluntad de la máxima institución democrática andaluza, mediante manifestaciones en las calles e incluso a las puertas del Parlamento andaluz. Y ahora también lo es caer en el ajuste de cuentas, mediante la presentación a bombo y platillo de denuncias que con independencia de su veracidad deberían ser tratadas con mayor sutileza y discreción.

Quedan varios meses hasta que el proceso quede culminado y mucho nos tememos que o alguien impone cordura en el desmadre o al final acabaremos perdiendo todos. Porque es completamente seguro que la actual situación distorsiona la actividad de nuestras Cajas y los competidores no descansan. Esperemos que sea posible que todos los implicados acepten la voluntad de nuestros legítimos representantes democráticos y comiencen a actuar conforme a lo que se espera de quien se siente verdaderamente demócrata y andaluz.