_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El "caso Triviño"

JAVIER PÉREZ ROYOLa alegría que a todos nos ha producido la decisión del tribunal marroquí acordando la puesta en libertad sin fianza del camionero de Guadix Manuel Triviño no debe hacernos perder de vista la perversidad del procedimiento a través del cual dicho resultado se ha alcanzado.

En esta ocasión, tal vez porque el reino de Marruecos está inmerso en un proceso de transición y puede haber habido un cierto interés por parte de las autoridades de aquel país en que no se mirara con demasiado detalle a su forma de administrar justicia, o tal vez porque las circunstancias del caso son tan claras que el propio tribunal ha considerado que tenía que actuar de la forma en que lo ha hecho, o tal vez por cualquier otra circunstancia que desconocemos, de lo que no cabe duda es de que el resultado ha sido excelente.

Pero tampoco cabe duda de que el procedimiento a través del cual se ha conseguido dicho resultado ha sido perverso. ¿Qué habría ocurrido si las circunstancias hubieran sido desfavorables? ¿Es razonable hacer depender la decisión de un tribunal de justicia de una presión como la que se ha ejercido en este caso sobre el tribunal marroquí?

El caso Triviño, además de alegrarnos por el desenlace, debería servir para que se hicieran las gestiones que condujeran a que un caso parecido no pueda volver a repetirse.

Ni los camioneros españoles pueden verse obligados a trabajar en las condiciones de inseguridad que el caso Triviño ha puesto en evidencia, ni un tribunal marroquí debe volverse a ver sometido a la presión a la que se ha visto sometido el que ha resuelto este caso.

Precisamente porque el caso ha salido bien, deberíamos aprovechar la experiencia para negociar y evitar que pueda volver a repetirse. Las relaciones con Marruecos son importantísimas para nosotros y debemos hacer todo lo posible para que tales relaciones se canalicen jurídicamente, es decir, de una manera lo más objetiva y razonablemente previsible.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

No hay relación entre dos países que pueda descansar en la inseguridad en el tráfico de personas y mercancías, por un lado, y en la presión sobre el proceso de administración de justicia, por el otro.

No sé cómo habrá sido vivido el caso Triviño en Marruecos, pero no me extrañaría que lo haya sido de una manera muy distinta a como lo hemos vivido en España. El precedente ha sido malo. Y esto es algo que en las relaciones entre dos países se apunta y no se olvida. Es posible que no volvamos a oír nunca nada más del caso Triviño, pero lo es también, que, en algún momento de tensión con Marruecos por el motivo que sea, se nos eche en cara la falta de respeto por parte de los ciudadanos españoles a los tribunales de justicia de un país soberano.

Esto es lo que de verdad debería ser motivo de preocupación para las autoridades de ambos países. Esperemos que el caso Triviño haya servido para eso.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_