El Parterre del Retiro recobra la intimidad del XVII
Un frente de celosías de la época revestido de trepadoras, cerrará su frontal consolidado y embellecido
El Parterre del Retiro, uno de los jardines más bellos de Madrid, vive la víspera de un cambio profundo. En tan sólo unas semanas, coincidentes con el comienzo de siglo, este remanso tapizado de flores y arbolado va a recuperar el esplendor del que gozó hace casi cuatrocientos años. Una nueva fase del Plan de Restauración del parque monumental madrileño, iniciado en 1993, va a dar comienzo.Al Parterre se accede por la denominada Puerta de Felipe IV, sobre la calle de Alfonso XII, frente al Casón del Buen Retiro. Se despliega de oeste a este. Su lar es rectangular y se ve rematado por un hemiciclo circundado con dos rampas de arena, flanqueadas por pretiles de piedra.Enmarcan una fuente central con grandes peces, que cierra el conjunto, centrando allí la atención de su perspectiva.
Posee una mediana de pradera y, a cada lado, dos zonas ajardinadas de diseño versallesco. Sobre el jardín situado a la izquierda vive el Ahuehuete, el más antiguo y quizá el más corpulento árbol de Madrid, con 25 metros de altura, 24 metros de copa y 6,40 metros de circunferencia en su base, con forma de candelabro. Pertenece a la especie Taxodium mucronatum, árbol de los pantanos, que florece dos veces por año sobre este lugar desde el año 1632. En el jardín de la derecha crece un magnolio de brillante follaje.
Setos de corta estatura albergan conjuntos de hasta 80.000 flores, ahora en tonos violeta y crema, que, con el verde intenso de los árboles y las bolas de arbusto que los circundan, conforman un escenario único. En ambos remansos, sendos estanques en cuyo centro se alzan dos fuentes rematadas por grandes alcachofas hacen surgir un rumor cantarín del agua que desde aquéllas fluye. La fisonomía del Parterre se vio profundamente alterada meses atrás, cuando una epidemia de hongos obligó a arrancar de cuajo un tapiz vegetal de arizónica que cubría el gran frontón de ladrillo que cierra por su frente oriental el jardín.
En fechas venideras, esta oquedad enladrillada, ahora lisa, será consolidada y recubierta. Con elementos decorativos del siglo XVII, todo el Parterre recuperará el aspecto que tuvo cuando fue transformado en el siglo XVIII. Lo explica Carmen Añón, catalana afincada en Madrid, asesora de la Unesco en paisajes culturales y jardines históricos, coordinadora del Plan de Restauración del gran parque madrileño, diseñado en 1991 y aplicado a partir de 1993. "Con el año 2000 vamos a emprender una actuación que consiste en decorar toda la parte frontal delParterre de una forma armoniosa con la época en la que fue fundado", dice la paisajista. "Toda la zona arbolada que culmina desde lo alto el talud frontal del jardín va a ser decorada con una alargada celosía, de 3,50 metros de altura, con dos cuerpos; sus entramados serán revestidos con plantas frondosas, del tipo de enredaderas; cada celosía contará con hornacinas en las que se situarán bancos o estatuas". Esta pieza, conocida en la jardinería francesa con el nombre de trillage, tendrá el mismo diseño de los bastidores que decoraron los grandes jardines europeos de los siglos XVII y XVIII. "Tratamos de crear un escenario donde recobrar la intimidad original del jardín", precisa Añón. La actuación va a incluir también la consolidación del muro frontal, su revestimiento con plantas y la reparación de la fuente central y de otra, más recoleta y en mármol, de la que emana agua fresca desde el siglo XVIII, según se adivina en el alzado de Espinosa de los Monteros, que data de 1769. El proyecto ha sido trazado por el arquitecto Jesús Antona.
"Nos hallamos en la fase de elección del material con el que se construirán las celosías", señala Añón. "No sabemos aún si optaremos por su fabricación en madera o bien por algún metal", agrega. "Prestamos mucha atención a su mantenimiento, con la mirada puesta en reducir su vulnerabilidad ante los vándalos que se dedican a pintarrajear cualquier superficie que hallan".
En el estudio del paseo de Coches donde el equipo de Añón trabaja, se respira laboriosidad, entre bocetos, planos e informes: todo a punto para actuar.
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