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El mendigo de Basurto fue asesinado de un solo golpe en la cabeza

El joven Alberto Aguirre, de 20 años, mató en la noche del 23 de octubre pasado a José María Rodríguez, de 47, el vabagundo que había conocido el día anterior en Bilbao, de un único golpe en la parte occipital izquierda. Después tapó su cuerpo con cartones, le prendió fuego y le abandonó junto a las vías del tren de la estación de Basurto. Esta es la conclusión fundamental del examen de la autopsia, que demuestra que no hubo ensañamiento y por la que se rechaza que el acusado matara a su víctima tras introducirle tres veces por la boca un hierro oxidado de 20 ó 30 centímetros, tal y como se autoinculpó el joven en su declaración ante el juez y ha reiterado posteriormente. El acusado, que permanece interno en la prisión guipuzcoana de Martutene, será trasladado el próximo día 15 a Bilbao para que el forense le practique una exploración psiquiátrica con el fin de determinar su imputabilidad médico legal. La prueba se realizará después de que el Juzgado de Instrucción número 2 de Bilbao, que investiga el caso, recibiera en días pasados un informe del Centro de Salud Mental de Ortuella, donde Alberto Aguirre fue tratado hace unos cinco años por problemas derivados de fracaso escolar. En el documento se recoge que no padeció trastorno mental.

La conclusión de la necroposia ha desconcertado en medios del caso, que no comprenden el interés del acusado en mantener su versión, que incluye ensañamiento y premeditación en el crimen. Las sucesivas declaraciones de Alberto Aguirre Abilleiro confirman que ha mentido desde que en la madrugada del 24 de octubre comunicó a la Ertzaintza que había visto huir a un grupo de skin heads del lugar de los hechos. Más tarde reconoció en comisaría que él era el autor de la muerte, que tuvo como origen una discusión con el indigente sobre el banco donde dormir.

Finalmente, sorprendió con un nuevo relato. Riñó con la víctima por "un lugar para mendigar" en una iglesia. Después estuvieron bebiendo vino, le llevó a las vías del ferrocarril, le ató los pies y las manos, le golpeó en las piernas y "le metió en la boca hasta la garganta un hierro oxidado". Al ver que el vagabundo "respiraba con dificultad", le piso la cabeza, le arrojó tres piedras y le quemó. Sin embargo, el resultado de la autopsia concluye que no se puede determinar si las ataduras fueron hechas antes o después de la muerte. Asimismo, revela que el indigente ya estaba muerto cuando su agresor le prendió fuego.

Caso de Laura Orue

Por otro lado, el Instituto Nacional de Toxicología de Madrid investiga el ADN del único detenido, y después puesto en libertad por falta de pruebas, por la muerte de la joven de Zeberio Laura Orue. Josu Hernando, de 27 años, se prestó a la prueba a requerimiento de la juez que investiga el caso. El sospechoso debe presentarse tres veces a la semana en el juzgado.

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