Medio millón de personas exigen en La Habana la vuelta del niño 'balsero'
Una gigantesca masa de cubanos -cerca de 500.000 personas, según fuentes oficiales- desfiló ayer ante la Sección de Intereses de EEUU en La Habana para exigir la devolución del niño Elián González, mientras la batalla por su custodia se complicaba de forma inesperada. Veinticuatro horas después de que EEUU abriese la puerta a que Juan Miguel González reclamase a su hijo con un trámite ante el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), Fidel Castro anunció que el padre de Elián no está dispuesto a realizar ningún trámite legal ante funcionarios norteamericanos.
Funcionarios norteamericanos reconocieron que si el padre de Elián y las autoridades cubanas no aceptan realizar los trámites mínimos que exigen las leyes norteamericanas, el proceso para lograr su devolución, que ni siquiera ha comenzado, se paralizaría. Según diplomáticos en La Habana, tal como están planteadas ahora las cosas, el conflicto tiene grandes posibilidades de enquistarse, pues la solución pasa porque EEUU acepte las condiciones de La Habana -que el niño sea devuelto sin condiciones-, algo que parece improbable.El presidente cubano, que desde el primer momento advirtió a EEUU de que Cuba no aceptaría que el caso se dirimiese en los tribunales de Miami, cerró las puertas a llegar a una solución por la vía que ofrece Washington durante la manifestación realizada el miércoles pasado frente a la Sección de Intereses de EEUU en La Habana. Allí el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios, Hassan Pérez, leyó una carta del mandatario cubano en la que Castro expresa que el padre de Elián le había comunicado que no se entrevistaría con ningún funcionario del INS "como no sea para que le comuniquen el día, la hora y la forma en que regresará el niño a Cuba".
Castro, no obstante, ofreció una rama de olivo a EEUU al declarar que piensa que Bill Clinton está tratando de buscar "una salida correcta" a la actual crisis bilateral y pedir que se busque "una fórmula honorable y digna para ambas partes". Según Castro, esta fórmula debe ser cristalina y no permitir "la más mínima suspicacia, manipulación, deshonestidad o engaño", ni dilatar un segundo el regreso del niño. En su carta, el presidente cubano dio una de cal y otra de arena. Por un lado afirmó que no deseaba "humillar" al Gobierno de EEUU y dijo que nunca le había dado un ultimátum, pero por otro dejó claro que la única forma de solucionar el asunto era aceptando las condiciones de Cuba.
Castro dijo que hasta ese momento -las siete de la tarde, hora local- ningún funcionario del INS se había puesto en contacto con el padre ni con el Gobierno para explicar cuáles eran los formalismos del procedimiento del INS.
Sin embargo, una hora después, la Sección de Intereses de EEUU (SINA) se puso en contacto con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba para explicar cuáles eran esos trámites. De acuerdo con la ley norteamericana, el padre de Elián debe demostrar con papeles su paternidad y también que se ocupaba del niño, así como expresar ante un funcionario de inmigración de EEUU su deseo de hacer que el niño vuelva. La entrevista con este funcionario, dijeron fuentes norteamericanas, puede celebrarse donde quiera el padre, no necesariamente dentro de la misión diplomática norteamericana. Aunque la notificación de la SINA a las autoridades cubanas es posterior a las declaraciones de Castro, todos los elementos que contiene la propuesta norteamericana son los que el mandatario cubano dijo que el padre de Elián no estaba dispuesto a cumplir. Sin embargo, una pequeña luz brilló a última hora de ayer, justo cuando cientos de miles de cubanos se manifestaban frente a la misión diplomática norteamericana.
Fuentes norteamericanas dijeron que a última hora de ayer funcionarios cubanos pidieron algunas clarificaciones sobre aspectos del proceso para tramitar el regreso de Elián a través del INS, lo cual, a juicio de las citadas fuentes, es un síntoma positivo. La celebración el próximo lunes de una ronda ordinaria de conversaciones migratorias entre ambas administraciones ha servido para que Cuba y EEUU subrayen su interés por mantener unas relaciones normales en este tema.
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