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EE UU da 10 días a un diplomático de Moscú para abandonar el país bajo la acusación de espionaje

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Stanislav Gúsev, ciudadano ruso que desempeñaba el cargo de segundo secretario en la Embajada de Rusia en Washington, ha sido declarado persona no grata y deberá abandonar EEUU en el plazo de 10 días. Madeleine Albright, la secretaria de Estado norteamericana, dijo ayer que el diplomático ruso había sido cogido cuando trataba de grabar información en el Departamento de Estado.El Buró Federal de Investigación (FBI) estaba al corriente, desde hace un tiempo, de las actividades ilegales que realizaba el diplomático, que fue capturado por agentes norteamericanos cuando supuestamente grababa las transmisiones de un dispositivo de escucha colocado en una sala de conferencias del Departamento de Estado. El FBI esperó hasta lograr pillarlo con las manos en la masa para detenerlo. Después de algunas horas de detención, Gúsev fue entregado a la Embajada rusa en Washington.

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Fuentes diplomáticas rusas opinaron en Moscú que la detención de Gúsev y su expulsión es "una clara respuesta" al caso de Cheri Leberknight, segunda secretaria del departamento político de la Embajada de EEUU en Moscú. Leberknight fue detenida cuando supuestamente trataba de obtener información secreta, de un ciudadano ruso, sobre el armamento nuclear del Kremlin. Precisamente ayer se cumplió el plazo dado a la diplomática estadounidense para abandonar Moscú.

Borís Labusov, jefe de la oficina de prensa del Servicio de Espionaje de Rusia, calificó la detención de Gúsev como "fruto del delirio" y afirmó que las acusaciones que se le hacen a ese ciudadano ruso "no se ajustan a la realidad".

El nuevo escándalo de espionaje viene a enturbiar aún más las relaciones ruso-estadounidenses, ya de por sí tensas debido a una serie de problemas. Washington ha criticado duramente la actuación rusa en Chechenia y ha advertido a Moscú de que pagará "un alto precio" si sigue adelante con su ultimátum de Grozni y destruye completamente la capital rebelde junto con los miles de habitantes que todavía se encuentran allí. Además, Moscú y Washington tienen posiciones encontradas en lo que respecta a los planes de ampliación de la OTAN y el despliegue de un paraguas nuclear en EE UU.

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