De Sevilla la Nueva
Soy familiar de una de las personas afectadas por el cierre de la residencia Sol del Valle, de Sevilla la Nueva, y, sin querer entrar a valorar la legalidad vigente en cuanto a residencias, sí me gustaría realizar las siguientes puntualizaciones:1. La información por la que accedimos a esta residencia nos fue ofrecida a través de una trabajadora social de un centro hospitalario público.
2. El familiar al que me refiero, que desde hace ocho años tiene solicitada plaza en una residencia pública que, sin duda, jamás conseguirá, lleva más de seis meses, ante la imposibilidad de continuar en su domicilio, en esta residencia, abierta con anterioridad a su fecha de ingreso. Me pregunto: ¿si la situación de legalidad era conocida desde el inicio de la actividad por la Comunidad de Madrid, por qué no procedió en ese momento a su clausura? Estoy segura de que hubiera evitado:
a) La situación actual de residentes y familiares.
b) Los perjuicios que está causando a unas personas a las que, por su edad, no les es fácil habituarse a nuevos lugares, situaciones y personas; más aún si, como afirma mi familiar, se encuentra a gusto.
c) La situación de alarma creada, que, por un lado beneficia a establecimientos de precios prohibitivos para la mayoría de las economías pero legales y, por otro lado, crea una situación de indefensión en usuarios y familiares y culpabiliza a estos últimos.
3. La ayuda recibida de la Inspección de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, que no de otros trabajadores sociales, ha sido más o menos un "búsquense la vida", "tenemos a su disposición una guía de residencias autorizadas, vengan a buscarla". Agradezco a estos "servicios sociales" que hayan puesto las cosas en su sitio: han dejado muy claro que los problemas son de los familiares y usuarios, y la toma de medidas legales, que en ningún caso cuestiono, son suyas. Si lo que me ofrecen desde esa consejería es una guía de servicios, bastaría con distribuirla por diferentes librerías, alguna seguro cercana a mi domicilio. ¿Para qué más?- .
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