_
_
_
_
Tribuna:LA CRÓNICA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Campos magnéticos SERGI PÀMIES

Uno de los motivos que explicaría la proliferación de imanes magnéticos en los laterales y las puertas de nuestras neveras podría ser la incorporación de la mujer al mundo del trabajo. Cuando en una pareja trabajan ella y él, es necesario crear un espacio de comunicación escrita para intercambiar recados y comentarios varios sobre la vida en general y el domicilio en particular. Descartado el espejo del cuarto de baño (estamos demasiado dormidos para enterarnos de nada) y la puerta de entrada (salimos escopeteados), se optó, de un modo natural, por la nevera (nadie sale de casa sin pasar antes por este santo lugar).Allí, de repente, empezaron a engancharse notas que contenían mensajes como: "Hay que comprar mantequilla". No era ninguna alusión a la vida sexual de la pareja, sino la constatación de una carencia de origen lácteo que urgía resolver. De allí al "esta noche no vendré a cenar" o "recuerda que mañana es el cumpleaños de mi madre" sólo hubo un paso. Quedó claro que era necesario organizar este espacio interactivo y, conscientes de su responsabilidad histórica, aparecieron los fabricantes de imanes para nevera.

Actualmente, son pocas las neveras que puedan presumir de no tener, adheridas a sus puertas o flancos, algún que otro imán. Los hay de muchos tipos. Entre los clásicos, destacan los redundantes, reproducción en miniatura de algunos de los productos -naturales o industriales- que contiene la nevera. Fresas, plátanos, quesitos, tetrabricks de zumo... Luego están los animales, muy apreciados por los niños. Cabezas de león o de jirafa, mariquitas simpáticas o - en una dimensión más gráfica que zoológica- el majestuoso toro de Osborne (550 pesetas). También abunda el imán-souvenir (de Quebec -una flor de lis-, de Nueva York -una manzana-, del Périgord -una oca-) y el gratuito y publicitario (de una marca de pañales o de un repartidor de pizzas). Otros fabricantes introducen algunos elementos de creatividad que tener en cuenta. Una bolsa de la compra por la que asoma una barra de pan y un ejemplar de EL PAÍS, por ejemplo. O un incomprensible abridor de botellas que es, a la vez, un imán de nevera y la reproducción de una jarra llena de cerveza (225 pesetas, fabricado por una empresa de Sant Joan Despí y no recomendado -por peligroso- a menores de 36 meses).

¿Para qué sirven los imanes de nevera además de para sujetar notas de organización interna de la casa? Pues para adherir,por ejemplo, el menú de la escuela de los niños (gran superficie tamaño folio: como mínimo, dos imanes), una lista de teléfonos de urgencia, la tarjeta de aquel restaurante al que regresaremos cuando podamos, las señas de una frutería, una entrañable fotografía familiar o una selección de las mejores postales recibidas en los últimos meses (un amigo me comentaba que también utiliza el imán para sujetar los billetes con los que remunera a su asistenta pero, cuando se trata de dinero, soy partidario del mármol y de la sujeción de un cenicero).

De este modo, se puede crear un curioso diálogo entre el mensaje del imán y el mensaje del objeto sujetado. Por ejemplo: una postal de Grecia sujeta con un imán del RACC (¿referencia a aquella vez que nos quedamos tirados enmedio de la nada -una nada griega, de acuerdo, pero nada al fin y al cabo- y tuvimos que ser rescatados por una grúa?). O un imán de comida china inmovilizando una postal con niños guatemaltecos (¿quizá un aviso para, antes de despilfarrar comprando cualquier comida a domicilio, acordarse de los que no tienen tanta suerte como nosotros e invertir el dinero que pensábamos dedicar a un mediocre chop-suey a una ONG?). O un plátano situado al norte de la postal de un autorretrato de Frida Kahlo (¿comunión de dos magnetismos distintos pero compatibles?). O la reproducción del cartel de L"Atalante, de Jean Vigo, bloqueada por la despiadada expresión de un ratón de Disney (¿metáfora de la supremacía de la industria norteamericana frente a la artesanal pero dignísima cinematografía europea?)

Lo peor, sin embargo, son los defectos de fabricación. A veces ocurre que el imán es imperfecto y resbala. Tras un errático descenso, se estrella contra el suelo y se rompe. Otras veces, ha sido diseñado sin calcular la debida proporción entre volumen, superficie e intensidad del imán. Puede, también, que la culpa sea nuestra: intentamos sujetar con imanes postales demasiado grandes y, como es lógico, la ley de la gravedad interviene. Pero, puestos a pedir, quizá nos convendría un imán-alarma que activara una escandalosa sirena cada vez que, a hurtadillas, con nocturnidad y alevosía, nos acercamos a la nevera con oscuras y bulímicas intenciones.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_