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El médico acusado de extraer órganos de niños dice que su hospital le animaba

Isabel Ferrer

Dick van Velzen, el patólogo pediátrico holandés que está siendo investigado en el Reino Unido por la presunta extracción de órganos de niños muertos en el hospital Alder Hey de Liverpool, aseguró ayer que contaba con permiso de los padres. Las familias lo han desmentido, pero él se ha mostrado dispuesto a hablar con ellos de lo ocurrido entre 1988 y 1995. Desde La Haya, Van Velzen acusó a la dirección de su antiguo hospital de intentar poner a las familias en su contra. Según dijo, no sólo contaba con autorización, sino que el centro médico le animó a seguir efectuando extracciones, "para aumentar la colección de órganos, uno de los orgullos de la casa". El patólogo está dispuesto a explicar a los padres lo sucedido, porque considera que no cometió ninguna tropelía. La investigación gubernamental impulsada por las quejas de 70 padres sigue su curso y debe acabar en marzo. El juez que instruye el caso sospecha que Van Velzen vació los cuerpos de 850 bebés sin permiso de sus padres."Eutanasia involuntaria"

Mientras Van Velzen se defendía desde los Países Bajos, donde ahora trabaja, la sanidad pública británica recibía otro puntapié, esta vez desde la propia isla y de parte del geriatra británico Adrian Treolar, quien declaró públicamente que los facultativos de la red pública nacional aplican a los ancianos terminales la denominada eutanasia involuntaria. Esta práctica implica la retirada de líquidos y alimentos sólidos de la dieta de unos enfermos que, si bien no siempre en peligro de muerte, no pueden aún volver a casa. Según el geriatra Treolar, cuando los expertos dudan de la posibilidad de supervivencia, "se tiende a reducir el tratamiento hasta dejarles deshidratados y sin comida". El Ministerio de Sanidad británico calificó de "ridículas" las acusaciones de Treolar.

Treolar, sin embargo, insistió en la posibilidad de que la "eutanasia involuntaria" sea una práctica común en los departamentos de geriatría. Recogidas ayer por The Daily Telegraph, sus dudas coinciden con las de las familias de 60 ancianos fallecidos en los últimos cinco años en diversos centros públicos. La Fiscalía General ha recibido un informe policial sobre esas muertes. Convencidos de que se les trató con negligencia por considerarles seniles, sus parientes han formado SOS Pacientes en Peligro, un grupo de presión que ahora estudia la posibilidad de elevar el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Otros expertos, como John Grimley Evans, catedrático de geriatría clínica de la universidad de Oxford, temen que la sanidad pública discrimine al paciente según su la edad. Pese a que el envejecimiento de la población ha convertido cánceres como el de pulmón en una enfermedad que aparece hoy entre los 65 y 68 años, la mayoría de los pacientes de dicha edad acaba siendo atendido en el Reino Unido por geriatras en vez de oncólogos.

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