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La NASA se enfrenta a su última oportunidad de contactar con la nave perdida en Marte

El centro de control reconoce que la "Mars Polar Lander" puede haberse destruido

La nave Mars Polar Lander, o lo que quede de ella en Marte, se muestra insensible a los continuos esfuerzos que están haciendo los técnicos que la controlaban para entrar en contacto con ella. Hoy se registrará la que será, en la práctica, la última oportunidad para que la nave entre en contacto con la Tierra si ha sobrevivido a su descenso, el pasado viernes, sobre la superficie marciana. Si no tiene éxito se hará un último intento, a la desesperada, el miércoles o el jueves y luego se abandonará la búsqueda, según reconocen los responsables de la misión en California.

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"Estamos a punto de agotar el último cartucho", reconoció ayer Richard Cook, director de control de la misión en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, en Pasadena. Desde que el pasado viernes, a las nueve de la noche, el módulo de aterrizaje de la nave supuestamente alcanzó la superficie de Marte, los ingenieros han intentado, sin éxito, el contacto con éste y con las dos microsondas -lanzadas en el descenso- por varias vías y en diversas ocasiones.Hoy será la última oportunidad para que la nave contacte con la Tierra a través del satélite en órbita de Marte Mars Global Surveyor, si es que hasta ahora ha permanecido en el llamado estado de seguridad -o sea, inactiva- por haber detectado algún problema en alguno de sus equipos. Esta posibilidad de comunicación se producirá alrededor de las nueve de la mañana. Desde el domingo, la nave ha sido bombardeada con órdenes del tipo "cambia de antena", "ponte en modo de seguridad" y "busca la Tierra", para agotar todas las posibilidades de contacto.

Misión simple y barata

La misión, que intentaba detectar la presencia de agua en el terreno helado de Marte cercano al polo Sur y estudiar su atmósfera, era lo más simple y barata posible, de forma que no estaba previsto que se pudiera seguir su trayectoria en el tramo final. Por ello, ahora, si no se consigue localizar el módulo, es posible que la NASA se quede sin saber por qué ha perdido esta nave, dos meses y medio después de perder a su compañera, la Mars Climate Orbiter, también cuando llegó al planeta rojo. El caso es grave, porque dentro de dos años debería descender sobre Marte otra nave, exactamente con la misma técnica diseñada para la Polar Lander. Los responsables de la misión no empezaron a reconocer públicamente hasta ayer que es posible que la nave no haya llegado entera a la superficie marciana.

Muchas cosas pueden fallar en una maniobra tan arriesgada como es la de intentar aterrizar en un planeta situado a 250 millones de kilómetros tras un viaje de 11 meses y 750 millones de kilómetros. Se ha podido no separar el módulo de aterrizaje del resto de los elementos que formaban con él la configuración de vuelo de la nave; pueden haber fallado la separación del escudo térmico, la apertura del paracaídas o el encendido de los retrocohetes para frenar la nave durante el descenso.

La comisión que estudió la causa de la pérdida de la nave compañera de la Mars Polar Lander confirmó hace pocas semanas que se había debido a la mezcla de unidades de medida inglesas y métricas decimales en el centro de control.

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También hizo varias recomendaciones para maximizar las posibilidades de éxito de la nave que entonces se acercaba a Marte. Una recomendación que se siguió fue empezar a calentar los pequeños retrocohetes de la nave varias horas antes de lo previsto en el programa de vuelo, ante el peligro de que, tras pasar 11 meses en el gélido espacio interplanetario, no se encendieran correctamente cuando debían cumplir su única y decisiva tarea.

Mientras EE UU busca su nave perdida en Marte, Rusia prepara un gran funeral para su estación espacial Mir, que, según Yuri Koptiev, director de la agencia espacial rusa, será dirigida para que caiga sobre la Tierra dentro de dos meses. No hay fondos para mantenerla en órbita y existen programas prioritarios, dijo Koptiev ante el Gobierno ruso, informa Efe. Mantenerla en órbita cuando no se puede controlar -está vacía desde agosto pasado- es un peligro para todo el mundo, recordó Koptiev, quien también señaló que Rusia se está quedando sin satélites de comunicaciones.

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