_
_
_
_
Reportaje:

Los tenderos venden en Internet

Cristina Vázquez

La basura es un termómetro para los vendedores del Mercado Central de Valencia. "Según las toneladas de desperdicios, sabemos si el día ha sido bueno o no", explica Vicente Gimeno, presidente de la Asociación de Vendedores, una organización surgida a principios de los años ochenta. Gimeno es el director de orquesta, la voz de los 360 dueños de las más de 1.200 paradas del mercado con más solera de la ciudad.Los esfuerzos de los últimos años por convertir este espacio en un centro comercial profesional y eficiente han recibido el reconocimiento del público. "Aquí, cada uno dirige su puesto y hace su caja, pero todos juntos facturamos al año unos 20.000 millones de pesetas", calcula Gimeno. Unas 15.000 personas compran cada día, de media, en el Mercado Central, y unas 1.500 familias (entre propietarios y asalariados) viven directamente de este veterano recinto, que aúna tradición y negocio. No es un mercado de barrio; sólo un 28% de sus clientes procede del casco histórico y otro 11% reside en el área metropolitana de Valencia.

Más información
Más autobuses, aparcamientos y la "eterna" rehabilitación

Su organización es todo un mundo. No es fácil, reconoce su presidente, poner de acuerdo a cerca de 400 vendedores, sin embargo, la unidad frente al exterior es, probablemente, uno de sus rasgos más sobresalientes. "Hay un cupo de actividades para que todo el mundo gane dinero y esto no se convierta en una pollería gigantesca", agrega. Existe un estudios de necesidades que marca la clientela. "Hace una década el tirón del mercado estaba en el pabellón del Pescado. Hoy ocurre al revés. Primero está la carne, luego las frutas y verduras y, en tercer lugar, el pescado", repasa el presidente.

La dimensión de los puestos ha variado con el paso del tiempo. Los traspasos son dinámicos y hay comercios que ya ocupan hasta 14 puestos -atrás queda la época en la que las subastas de puestos quedaba desierta ante el desinterés general-. El mercado no es ajeno a lo que acontece más allá de sus puertas y tiende a la concentración. El número de propietarios se reduce y los puestos ganan en metros. También los sistemas de compra han variado. Mercavalencia es, sin duda, su centro principal de abastecimiento, pero desde hace tiempo hay vendedores que compran directamente sus fresas a Palos, o compran campos enteros de fruta. Los dueños buscan y comparan, utilizan el teléfono móvil y compran allí donde la relación calidad-precio es más competitiva.

"Ahora estamos en la cumbre de la cumbre", asegura Gimeno. Las razones son obvias. Hace tres años y después de un periodo de recesión incorporaron el servicio a domicilio porque así lo estaban haciendo conocidas grandes superficies comerciales y supermercados. Esta innovación elevó la clientela en un 30%, apunta el gerente del Mercado, Alfonso Goñi. "Compras donde quieres, no llevas ni una sola bolsa encima y tres horas después lo tienes en casa", apunta.

Para los que no disponen de tiempo para ir al mercado, la asociación ha creado la página web y el sistema de compra por Internet. Son pioneros en España. "La competencia de las grandes superficies nos hizo reaccionar", reconoce Goñi.

Tampoco es ajeno el Mercado Central a la polémica de los horarios. Abre por la mañana, de lunes a sábado, salvo los viernes en que también tiene abiertas sus puertas por la tarde. "Nosotros trabajamos mucho sobre la frescura de los productos y la apertura vespertina nos obligaría a cambiar la logística. Ésta es una de las discusiones con Mercavalencia y el Ayuntamiento", cuenta Gimeno, que recuerda que esta fórmula funciona ya en Barcelona, no sin problemas. "Por lo que he leído, algunos [vendedores] han llegado incluso a las manos. Es un tema en el que hay que ir poco a poco", agrega cauteloso el presidente.

Desde 1986, los vendedores tienen un contrato por el que autogestionan el mercado, puesto que el edificio es propiedad del Ayuntamiento. Se encargan de la limpieza, la seguridad y la promoción con un presupuesto anual de alrededor de 105 millones de pesetas.

"El mercado tiene un sello especial y hay que mantenerlo", concluye el comerciante, consciente del valor cultural del recinto, escenario de películas, desfiles, campañas de promoción de dietas saludables, y poder fáctico de un casco histórico en proceso de recuperación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_