_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Broncos y melifluos

Durante algún tiempo fue moda en la ciencia política poner en relación las actitudes psicológicas individuales con las ideologías. De acuerdo con aquellas tesis, determinados tipos de comportamientos personales aberrantes propenderían a identificarse con posiciones políticas de carácter extremista. Más recientemente se señala cómo determinados ámbitos de actuación política pueden llegar a producir resultados psicopatológicos. Rochini describió, por ejemplo, "la neurosis del poder" que amenazaba a los narcisistas diputados italianos. Así como el Parlamento es propicio a la confrontación encendida -y menudos vergonzosos ejemplos hemos tenido en estos últimos días- en un club político resulta mucho más imaginable el empleo habitual de la cortesía irónica.Pero los talantes contrapuestos de quien resulta propicio a la confrontación y del que quiere hasta el extremo el acuerdo no se refieren hoy tanto a caracteres personales o a ámbitos de actuación pública como a la reacción ante la posibilidad de un atentado tras la ruptura de la tregua. En otro tiempo, a efectos dialécticos, se dijo que había actitudes que, de puro querer resultar comprensivas de las causas de la situación en el País Vasco, parecían "equidistantes" entre terroristas y demócratas; también con ese motivo algunos abusaron del término "jacobino" aplicándoselo a quienes se mostraban nada propicios a cambiar el marco estatutario y constitucional. En realidad, en España el número de los verdaderamente "equidistantes" y "jacobinos" es, por fortuna, mínimo.

Hoy, pase lo que pase en los próximos días, corremos el peligro de que la dialéctica entre "equidistantes" y "jacobinos" -entre comillas, porque se trata de estereotipos- se convierta en una diatriba entre "melifluos" y "broncos". E1 primero de estos dos últimos calificativos, usado con frecuencia en estos días, encierra una acusación de condescendencia azucarada y un poco bobalicona. Si hay un atentado -que siempre ha estado dentro de lo posible desde el inicio de la tregua- algunos calificarán de "meliflua" la postura de todo lo que no sea la actitud de la derecha pura y dura. Dirán que absolutamente nada de lo que ha sucedido en estos meses tenía ningún sentido y que cualquier actitud comprensiva con el PNV es siempre letal. En realidad hay talantes "melifluos" acerca de ETA aunque son muy minoritarios. En el País Vasco se inscriben en él quienes aseguran que si ETA mata a alguien lo sentirá mucho en el fondo de su corazón; en el resto de España participan de esta actitud los restos de extrema izquierda que reclaman una negociación cualquiera, porque ellos también en el pasado estuvieron en la lucha armada. Por el contrario, las actitudes broncas están más difundidas y se ampliará su influencia en el caso de una mala noticia. El macizo de la derecha española, la ancestral, que tiene raíces de siglos, cree en la "abyecta sumisión" del PNV al terrorismo durante este último año y medio. Nada la hará cambiar.

Pero, pase lo que pase, el tono bronco con el que sin duda se manifestará no debe arrojar a las tinieblas de lo melifluo a actitudes que ahora mismo se dan y a las que el acto terrorista puede dar la impresión, por un segundo, de convertir en monigotes mal colgados de hilos semirotos.No es meliflua, en absoluto, la actitud de Ibarretxe multiplicando los contactos en todas las direcciones. No es melifluo figurar con pancarta propia al lado de quienes, con la suya, en un pasado demasiado reciente han estado exculpando a los terroristas. No es melifluo haber conseguido un texto de EH en que se mencionan las vías democráticas como las sólas aceptables, se habla de realidad jurídica existente como de un punto de partida y se acepta la pluralidad del País Vasco. Por el contrario, lo lamentable es que no se suscribiera un texto de este tipo cuando existió un documento (o más bien un galimatías) entre ETA y los nacionalistas moderados. No es, en absoluto, melifluo lo que está haciendo Almunia al tender la mano al PNV. No es melifluo recordar que la paz en Irlanda vino más de dos años después de que el IRA se declarara contrario a la violencia. No será melifluo, en fin, si de lo acontecido hasta ahora deriva, al menos, una disminución del apoyo social al terrorismo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_