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22 expertos revisan en un libro las obras más enigmáticas de Velázquez

Los textos aportan una mirada política

Siguiendo la estela de la monografía que sobre Velázquez escribiera Carl Justi a finales del XIX, hoy convertida en un clásico, 22 historiadores y críticos internacionales revisan el significado político y moral de las obras más enigmáticas de un pintor osado que a menudo se inspiraba en Ovidio. En el libro Velázquez (Círculo de Lectores), Jonathan Brown, Henry Kamen, John H. Elliott y Francisco Calvo Serraller, entre otros, aportan una nueva mirada sobre cuadros como Inocencio X o Las meninas.

No se puede con menos pintar más y mejor. Nada en Velázquez es arbitrario, todo tiene una razón de ser, escriben Jonathan Brown y Carmen Garrido, que exploran cada detalle de los vestidos, los adornos y los cabellos de las infantas en Las meninas para explicarse el misterio de la obra de un pintor fascinado por la Metamorfosis de Ovidio.A finales del siglo XX, nadie duda de que Velázquez es un pintor universal. Pero el reconocimiento internacional del artista nacido en Sevilla en 1599 no llegó hasta la segunda mitad del XIX. Cuando el pintor Édouard Manet, con motivo de un viaje a España en 1865, descubrió las obras de quien elevó a la suprema categoría de "pintor de pintores", recuerda Fernando Checa, director del Museo del Prado, en el prólogo de Velázquez.

Velázquez, editado por la Fundación Amigos del Museo del Prado y Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg, representa, a juicio de Checa, "un serio intento de renovar el diálogo cualificado con un pintor inagotable en sus matices e interpretaciones". Los 22 estudiosos del pintor que reflejó toda la sociedad de su tiempo, entre los que se encuentran Svetlana Alpers, Jeannine Baticle, Gonzalo M. Borrás, Trinidad de Antonio, Vicente Lleó, Manuel Mena y Francis Haskell, revisan monográficamente otras 22 obras de Velázquez.

A través de Mercurio y Argos, un cuadro que el artista pintó en la última etapa de su vida, Gonzalo M. Borrás relata cómo el artista refleja la moral y la política predominantes en los salones de la corte de la época: el peligro que surge del conflicto entre los sentidos y la sensualidad (Mercurio) y la razón (Argos).

El crítico de arte Francisco Calvo Serraller analiza en la monografía sobre Las lanzas o La rendición de Breda, el cuadro de mayor dimensión que se conserva del artista, por qué Velázquez se inspiró en cuadros religiosos para pintar un tema contemporáneo.

Enriqueta Harris indaga en el misterio acerca de cuándo y cómo realizó Velázquez el retrato de Inocencio X (sólo se sabe que fue entre 1649 y 1651, durante una estancia del artista en Italia), quizá el primer retrato del mundo y que tanta fama le dio en vida al pintor. Y que creó una moda entre los miembros de la corte papal: posar para Velázquez.

Y osadía tuvo el pintor al crear Las hilanderas: mostró a las mujeres de rango inferior a gran tamaño; depués pintaría un Felipe IV y una reina diminutos.

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