Petroleros
NEGRITASLas bolas de goma -que "dan mal resultado", según el coro Los Camaleones- y los tornillos de medio kilo impiden ver el bosque. Son los árboles que se interponen en el camino de la memoria industrial de la Bahía de Cádiz, jalonada de botaduras de grandes petroleros -con un pollo de regalo para cada operario- y de barricadas. Esta vez, el debate no ha girado exclusivamente sobre el nuevo bocado que las circunstancias quieren pegar a los astilleros, sino también sobre los métodos empleados por los trabajadores, que han obtenido apoyo en la cuestión de fondo y rechazo en la de formas. El ex concejal del PDNI Fernando Santiago ha ironizado recordando al Socorro Rojo internacional. El ugetista Fernando Moreno ha sugerido que existe una "dirección anarquista" de la protesta y Francisco Caro, secretario del comité de Puerto Real, ha hecho memoria: "El PP, antes, nos pagaba los autobuses para que nos manifestáramos contra el PSOE y ahora nos llama vándalos".Con el puente cortado para el tráfico marítimo por un periodo de tiempo aún indefinido, la ironía desplaza a la desesperación. Antonio Cabrera, ex concejal socialista, tiene su propuesta para permitir la salida de la bahía del Juan Sebastián Elcano, cautivo en la Bazán por el sabotaje del tramo móvil del puente: "Que lo saquen como a los barquitos de las botellas: cortándole los mástiles y pegándoselos después". Es una posibilidad. Se desconoce si opinarán igual los guardiamarinas, que el 9 de enero debían partir para un nuevo crucero de instrucción.
La defensa de Astilleros es una de las prácticas exitosas de los gaditanos, sólo comparable a la reivindicación de los 3.000 años de antigüedad del trofeo Carranza, el Nazareno en Jueves Santo o la caña de pescar. Con ese currículo no hace falta exhibir siete apellidos autóctonos. Non Plus Ultra.
Bien es verdad que otros nativos se afanan en reclamar viviendas dignas, mejores comunicaciones y, sobre todo, un puesto de trabajo, por más que el Ayuntamiento haga todo lo posible por acabar con los llamados yacimientos de empleo. Cómo se explica si no que la venta de las entradas del concurso de Carnaval del Teatro Falla a través de Unicaja y por sorteo fulmine ese oficio artesanal que tanta gloria ha dado a Cádiz en las más cotizadas taquillas del país: el de los revendedores.
ANTONIO HERNÁNDEZ-RODICIO
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