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Todo sigue en la oscuridad

JOSEP TORRENT

La comparecencia del presidente de la Generalitat ante el pleno de las Cortes Valencianas para explicar la actuación de su gobierno en el caso Ivex no disipó ninguna de las dudas existentes sobre las causas que han provocado un agujero superior a los mil millones en el Instituto Valenciano de la Exportación. Amarrado al manual de la politiquería, Eduardo Zaplana se limitó a echar balones fuera escudándose en la denuncia presentada ante el juzgado y cargándole el muerto -no podía ser de otra manera- a los socialistas. El cómo, el por qué y el para qué 1.049 millones del erario público se han convertido en humo son interrogantes a los que el presidente no quiso, no supo o no pudo responder. La comparecencia, obvio resulta subrayarlo, no arrojó luz sobre un asunto sumido en la oscuridad.

De otra parte, Zaplana escurrió el bulto sobre las responsabilidades que sin duda le atañen. Nada sobre los informes de la Sindicatura de Comptes de 1996 y 1997 que ya detectaban algunas irregularidades en el Ivex. Nada sobre el supuesto acuerdo del consejo de administración del Instituto que en julio de 1997 renovó los derechos de compensación de Ford para exportar coches a Túnez. Nada sobre las declaraciones de Diego Such que, en julio de 1995, se colgaba medallas por el convenio entre Procova (anterior denominación del Ivex) y la empresa de Almussafes que posibilitaría la exportación de 3.000 vehículos anuales al país norteafricano. Y menos que nada sobre la comisión de investigación solicitada por los socialistas.

Entre el ser y el parecer, el presidente de la Generalitat volvió a escoger la segunda opción. Aparenta defender la transparencia. De ahí la denuncia que, según fuentes jurídicas, tiene escasa consistencia. Pero se resiste a ser transparente. Al menos hasta las últimas consecuencias. De ahí su renuencia a la comisión de investigación pedida por el PSPV.

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