Emilio Sagi recurre al terror gótico para poner en escena "Margarita la tornera"
Emilio Sagi ha acudido al cuento gótico para abordar Margarita la tornera. El director de escena, uno de los más prestigiosos montadores de óperas que hay en España, ofrece una versión de la obra recuperada de Ruperto Chapí que, a partir de su estreno el próximo 11 de diciembre en el Teatro Real de Madrid, donde permanecerá hasta el 10 de enero, se convertirá en referencia mundial. Desde que la citada pieza se estrenara en el mismo escenario en el año 1909, un mes antes de que muriera el compositor, no se había vuelto a ver sobre unas tablas y cayó en el olvido.
Sagi, Plácido Domingo como Don Juan, Elisabeta Matos como Margarita y García Navarro como director musical intentarán que esta vez se le haga justicia a la obra.Monjas seducidas, donjuanes de dudosa moral, vírgenes tolerantes, milagros... Puede sonar a un guión perfecto para una película de José Luis Garci, pero no. Emilio Sagi se ha fijado más en las ideas que pueda encontrar en el Drácula de Francis Ford Coppola que en Canción de cuna o La herida luminosa, las dos películas del director español que con más ahínco han querido recuperar los aires de Marcelino pan y vino para el cine patrio. "Me niego a ofrecer una versión de Margarita la tornera antigua, como se hubiera hecho en la fecha de su estreno, realista, con carros por las calles y vestidos del siglo XVI, que es cuando se desarrolla la acción". No. Sagi, que tiene aspecto de médico decimonónico con sus gafas redondas y plateadas y su bigote bien puesto, ha acudido a la estética más intemporal del romanticismo a ultranza, no del blandengue, a escenografías más abstractas, "las que pueden describir el estado del alma de los protagonistas", asegura.
Esta Margarita la tornera que despedirá el siglo y dará la bienvenida al milenio en el Teatro Real es la apuesta del año en cuanto a la recuperación del repertorio hispano. La música será una sorpresa, dice Sagi, que ha anunciado recientemente que dejará de ser director artístico del Teatro de la Zarzuela, cargo que ha desempeñado durante nueve años seguidos. "Cuando me ofrecieron montar esta ópera y leí el argumento, pensé que no debía hacerlo, no me iba a salir. Pero lo que me convenció fue la partitura, que es muy buena".
La historia cuenta el desengaño amoroso de una monja que deja los hábitos por un hombre que después la abandona. Cuando Margarita regresa a los brazos de Cristo, comprueba que nunca se le ha echado en falta en el convento porque la Virgen, milagrosamente, se ha hecho pasar por ella y la ha encubierto durante el tiempo que la protagonista se ha dejado llevar por la fuerza del amor carnal.
"Es una historia de tolerancia divina", dice Sagi. "Por ahí es por donde me atrae más. Aunque también es cierto que se puede caer en algo pasado de moda. Eso es lo que me daba miedo y por eso lo he planteado como un cuento gótico, que es algo que ahora va más con los tiempos". Aceptar el encargo de algo así es muy arriesgado. Por eso Sagi, que después de presentar este trabajo en el Real tiene compromisos en Estados Unidos, en Japón, en Italia y en su tierra, en Oviedo, ha confiado en una partitura con fuerza y con aromas wagnerianos, cuentan. "Lo intuí al leer las notas, hay un aire de misterio en ellas y algo tenebroso".
Lo ha confirmado al escuchar cómo suena con la orquesta, algo crucial a la hora de enfrentarse con una ópera, y más en una así, que jamás ha sido grabada y que no se podía escuchar de ninguna manera, en la que todo lo ha hecho desde el principio por intuición.
"En las óperas hay un narrador fundamental, que es la orquesta, y, como la música no cuadre con lo que se está viendo arriba, el director de escena se hunde". Y lo ha comprobado también en las voces de los cantantes, que, dice, "se están adaptando muy bien al planteamiento que les he ofrecido", asegura. Y lanza piropos a Matos, la soprano portuguesa que encarna a la Tornera, y a Domingo. "Elisabeta es un gran lujo, y Plácido tiene el mérito de su compromiso con el repertorio español desconocido; con todo lo que ha demostrado en este mundo, que siga echándose a las espaldas retos así es algo que me impresiona".
Unanimidad del público
Sagi espera contar este año con más unanimidad por parte del público que el año pasado, cuando la Carmen "colorista, carnal y apasionada", en palabras suyas, que presentó en el mismo lugar con vestuario del diseñador Jesús del Pozo provocó división de opiniones. "El público de Madrid es conservador", dice. "Pero se le puede convencer, porque la gente que va a la ópera cada vez viaja más, ve más cosas y se entera de lo que se hace en otros sitios".
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