Fuentes de estrellas en la Vía Láctea
Desde hace 35 años se conoce la existencia de unas masivas y extrañas nubes de gas en la Vía Láctea. Eran un enigma porque se desplazan a gran velocidad y no rotan con el resto de la galaxia. Además, los astrónomos no lograban precisar su distancia, que se estimaba entre unos pocos cientos de años luz hasta 10 millones de años luz (lo que significaría que están bastante más allá de la Vía Láctea). Ahora se sabe que estas nubes están en el margen de la galaxia. Es más, una reciente investigación muestra además que desempeñan un papel fundamental en la formación estelar al inyectar gas en el disco galáctico.
Las observaciones realizadas con el telescopio espacial Hubble y con instrumentos instalados en tierra habían revelado que una de esas nubes está a una distancia de 20.000 años luz de la Tierra, en el Halo de la Vía Láctea, que rodea el plano de la galaxia, el disco en forma de platillo volante donde están la mayoría de las estrellas.Bart P. Wakker, de la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos), y sus compañeros han anunciado en Nature que sus observaciones con el Hubble han permitido medir las cantidades de algunos elementos pesados (pesados quiere decir, para los astrónomos, más pesados que el hidrógeno y el helio) en otra nube de alta velocidad situada a una distancia entre 10.000 y 40.000 años luz por encima del plano de la galaxia.
"Los nuevos datos", afirma Wakker, "sugieren consistentemente que algunas de estas nubes desempeñan un papel fundamental en la evolución química de la galaxia vertiendo sobre ella gas pobre en elementos pesados que contrarresta la concentración de éstos en las estrellas y en el gas que se encuentra en el disco de la Vía Láctea".
Las estrellas se formaron a partir de gas, y convierten, en las reacciones nucleares que las hacen brillar, hidrógeno y helio en elementos más pesados, como los metales. Éstos son lanzados al espacio interestelar cuando las estrellas mueren en explosiones de supernova, por lo que los astros más jóvenes, que se forman a partir del gas y polvo interestelar ya enriquecido por los elementos cocinados en otras estrellas, deberían ser más ricos en dichos elementos que las estrellas viejas. Sin embargo, los astrónomos han visto que la mayoría de las estrellas del disco galáctico tienen concentraciones similares de elementos pesados independientemente de su edad.
"Esta lluvia de gas", continúa Wakker, "es materia que nunca antes ha estado en la Vía Láctea, lo que sugiere que la producción de elementos pesados de las estrellas es equilibrada por este flujo de gas pobre en ellos". Sus observaciones cuadran bien con la teoría que sostiene que hay un continuo aporte de materia a la Vía Láctea, lo que explica la continua formación de estrellas y la composición química observada. "Otras teorías, que van desde la de que en el pasado los astros eran más eficientes en la producción de elementos pesados hasta la de que existen procesos desconocidos, pueden ahora ser desechadas", afirma Wakker. "No necesitamos otra explicación, porque ahora sabemos que este gas está lloviendo sobre el plano de la galaxia". Esto explica también cómo la Vía Láctea puede crear, como media, una nueva estrella cada año sin quedarse sin materia prima.
El origen de estas nubes de gas sigue siendo un misterio. Puede ser gas remanente de la formación del grupo local de galaxias que incluye a la Vía Láctea, Andrómeda y otra veintena de conjuntos estelares. Otra explicación es que la Vía Láctea está aún formándose, o las nubes pueden haber sido arrancadas de galaxias enanas al pasar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.