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Reportaje:

¿Quién mata en Argelia?

Un coronel desertor afirma que la cúpula militar ordenó asesinar al líder islamista Hachani para impedir una salida política del conflicto argelino

¿Y si lo peor fuera cierto? ¿Y si el propio Ejército argelino estuviera detrás del caos que ensangrienta el país magrebí desde hace más de siete años? Esta terrible hipótesis es sostenida desde hace tiempo por un grupo de jóvenes oficiales disidentes que se ha alzado contra la política de represión de la cúpula militar. Dos periodistas argelinos, Yasir Benmilud y Samy Muhubi, han entrevistado al portavoz del Movimiento Argelino de Oficiales Libres (MAOL), que se hace llamar Baali Alí y que desertó en agosto de 1998 para asilarse en Madrid, donde, según revela ahora, los servicios secretos de su país le han intentado secuestrar en dos ocasiones. La voz en la sombra de la disidencia militar afirma que los generales decidieron liquidar al número tres del Frente Islámico de Salvación (FIS), Abdelkáder Hachani, asesinado a tiros en Argel el pasado lunes, para "impedir cualquier salida política al conflicto".Los autores de la información se han reunido varias veces con el coronel Alí, de 41 años, para recoger sus denuncias, que hasta ahora apenas habían salido de su página en Internet (www.anp.org). El primer contacto se produjo en los suburbios de una gran ciudad europea, adonde el oficial desertor acudió vestido con un elegante traje de marca que apenas disimulaba su porte marcial. Antes de huir a España, se dedicaba a contar muertos y a maquillar las cifras oficiales de víctimas en la Secretaría General del Ministerio de Defensa. Estereotipo de toda una generación de militares liberales, fue uno de los oficiales más jóvenes en alcanzar el grado de coronel, con estudios de Estado Mayor en los antiguos países comunistas del Este de Europa.

Para el coronel Alí, los servicios de seguridad militar, que detentan el poder real en Argelia, han preferido un acuerdo militar con la guerrilla del Ejército Islámico de Salvación (EIS, brazo armado del FIS) a un acuerdo político. La victoria de los generales sobre la presidencia acarreó entonces la caída del presidente Liamín Zerual, quien fue relevado por Abdelaziz Buteflika tras las elecciones del pasado abril. "Al eliminar a Hachani, último líder político del FIS, interlocutor ineludible y último puente tendido para una solución negociada de la crisis, los erradicadores del régimen impiden cualquier posibilidad de salida política del conflicto argelino y consagran sus acuerdos militares secretos", advierte.

En esencia, el MAOL nace como una oposición radical "a la estrategia del caos, erigida en dogma por los responsables del Estado Mayor" del Ejército. "Tras la primera vuelta de las elecciones legislativas del 26 de diciembre de 1991, fui uno de los firmantes del manifiesto que hizo circular el general Jaled Nezzar, entonces ministro de Defensa, en el que se pedía la suspensión de un proceso electoral que resultaba demasiado favorable para el Frente Islámico de Salvación (FIS)", relata el coronel disidente. "Yo pensaba que el integrismo era una amenaza para Argelia. Había que vivir entonces en Argelia para comprender la violencia de sus prédicas. Creía que era importante atajar ese peligro, pero después comenzamos a desviarnos de nuestro objetivo".

El coronel precisa que las consignas de represión se preparaban en cónclaves de altos mandos celebrados en el Club de Los Pinos, un complejo residencial estatal situado a las afueras de Argel. En estas reuniones, en algunas de las cuales Alí actuó como secretario, se hablaba de torturas o ejecuciones extrajudiciales. "Hasta entonces yo no tenía ningún problema de conciencia. Teníamos órdenes, y no podían ser más claras", explica. Pero el asesinato del presidente Mohamed Budiaf le hizo cambiar de opinión. "Al combatir la corrupción endémica de los altos cargos del Ejército, Budiaf se colocó en su punto de mira (...) además, se disponía a pasar a la situación de retiro a los generales Mohamed Lamari y Tewfik Medián ".

En aquella época, a mediados de 1992, Budiaf contaba con el apoyo del coronel Kasdi Merbah, que fue jefe de los servicios de seguridad militar bajo el mandato del presidente Huari Bumedián. El coronel Alí recuerda que fue el propio Merbah quien impulsó en 1993 la creación de la llamada célula Hakim, el embrión del futuro movimiento de disidencia en el seno del Ejército. Pero en agosto de ese mismo año, cuando acababa de regresar de una reunión secreta en Suiza con los líderes del FIS en el exilio, Merbah cayó asesinado en una emboscada tendida por un misterioso comando con una profesionalidad inusual en los grupos armados islamistas. Sin embargo, antes de morir había logrado agrupar a varios oficiales de alta graduación bajo la dirección del general Saidi Fodhil, que murió después en un sospechoso accidente de tráfico.

Tras la suspensión de las elecciones legislativas en las que iba a triunfar el islamismo, el Ejército se planteó como objetivo fundamental decapitar la dirección política del FIS y desacreditar su política entre la población. "Cuando miles de jóvenes empezaron a alistarse en las filas de la guerrilla islamista (...) comenzamos a crear falsas milicias. La más importante estaba en Tenes, al oeste de Argel", precisa el coronel Alí". También afirma que la fuga de un millar de presos islamistas de la prisión de Tazult, al este del país, fue en realidad una gran operación de manipulación, ya que entre los evadidos había numerosos oficiales del Ejército que aprovecharon la confusión para infiltrarse en los comandos guerrilleros, con la misión de sembrar la cizaña entre los distintos grupos armados. "El mando de la seguridad militar controla ahora la mayor parte de los comandos del GIA", advierte, y para frenar la democratización de Argelia y poder presentar al Ejército como la única institución capaz de proteger al país del peligro islamista "los generales no han dudado en engrasar a gran escala la máquinaria del terrorismo".

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El portavoz del MAOL asegura que "de los 1.300 terroristas que se han entregado a las autoridades hasta ahora en el marco de la Ley de Concordia Nacional más de 700 son militares infiltrados que han sido llamados de vuelta a sus cuarteles".

Paralelamente, insiste el coronel Alí, un grupo especial del Ejército llamado Unidad 192 actúa como un verdadero escuadrón de la muerte en el seno del Ejército con la misión de eliminar a los miembros de la disidencia castrense. Ante los continuos atentados misteriosos contra sus afiliados, el MAOL, que se halla dirigido en la actualidad por un general en activo, ha decidido enviar al exilio a sus dirigentes más comprometidos. Unos 68 oficiales argelinos se encuentran asilados en Europa, entre ellos el teniente Masud Alili, que huyó en 1998 con su helicóptero en un arriesgado vuelo desde el norte de Argelia hasta Ibiza.

Y tras el asesinato del número tres del FIS, el movimiento de oficiales argelinos comienza a manejar información confidencial que avala una nueva ola de atentados contra personalidades políticas de su país. "Los generales parecen dispuestos ahora a borrar las pistas que conducen a los asesinos reales de Abdelkáder Hachani, así como a liquidar a una personalidad laica próxima a los medios erradicadores", vaticina el coronel Alí.

Aunque sea muy complejo verificar todas las informaciones difundidas por los oficiales disidentes, también resulta difícil ignorarlas, sobre todo cuando los datos del MAOL no han sido rebatidos por el poderoso aparato de propaganda de los servicios de seguridad del Ejército argelino. Para el presidente Buteflika sin embargo, son sólo "panfletos que valen tanto como una carta anónima". Pero esta vez el coronel Alí no ha hablado oculto tras una página de Internet, sino ante dos informadores magrebíes familiarizados con el terrible teatro de sombras en el que se mueve el poder real argelino.

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