Los otros procesos del líder de Forza Italia

Silvio Berlusconi no es un personaje extraño a los tribunales. Con el proceso anunciado ayer son nueve en total las causas en las que se las ha tenido o se las tendrá que ver con la justicia italiana. Hasta el momento, Berlusconi ha ganado un sólo juicio, el iniciado por presunto fraude en la compra de los terrenos de su villa en Macherio. Ha sido condenado en otros dos procesos menores: el relativo a la compra fraudulenta de la productora cinematográfica Medusa -que acabó con una condena a un año y cuatro meses de cárcel que fue condonada- y el juicio por soborno a la Guardia de Finanzas. En este último caso la sentencia fue de dos años y nueve meses, pero Berlusconi no fue a la cárcel porque en Italia no se contempla la reclusión en sentencias de menos de tres años. Aparte de esos episodios judiciales menores, Berlusconi se ha enfrentado a los dos procesos ligados a la empresa All Iberian, radicada en Suiza y considerada como una auténtica "caja fuerte" semisecreta de la Fininvest, el holding propiedad de la familia Berlusconi.

El primer juicio iniciado por el presunto delito de financiación ilegal al Partido Socialista Italiano de Craxi concluyó con una condena de dos años y cuatro meses. Hace más de tres meses, el Tribunal de Apelación de Milán le absolvió por prescripción del delito. Por el caso All Iberian II, relativo al presunto delito de fraude contable en la sociedad Finivest, la justicia decidió el martes procesar al magnate de la televisión privada.

En el 2000 está previsto que comience el proceso contra Berlusconi por la compra del jugador de fútbol del Turín Lentini presuntamente con "dinero negro". Y dos casos ligados a la corrupción judicial, que parten de un tronco común al caso de la compra de la empresa SME por el que ayer fue enviado a juicio. Se trata del llamado caso de las togas sucias, en el que están implicados los mismos magistrados que ayer y del presunto caso de corrupción de los jueces que fallaron en contra del laudo Mondadori, una sentencia que permitió a Berlusconi quedarse con la casi totalidad de la editorial Mondadori.