El euro se desploma a su mínimo histórico frente al dólar ante la pasividad del BCE
El euro resistió ayer a duras penas el primer embate serio de los mercados para colocarle en la paridad con el dólar. La moneda única europea cayó al nivel mínimo de su corta historia frente al dólar, con un cambio oficial de 1,0101 dólares, aunque llegó a estar más bajo, a 1,0075. Desde que nació, el euro ha perdido un 13,42%, y la aparente despreocupación por este retroceso del banco Central Europeo y la revisión a la baja en las previsiones de crecimiento en la UE, frente al alza del crecimiento del tercer trimestre en EEUU son factores que han pesado en esa depreciación.
Las operadores se desayunaron ayer con dos noticias que, sin lugar a dudas, contribuyeron decisivamentve a que el euro tocara su mínimo histórico. Por una parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, en una entrevista con el diario británico Financial Times, expresó su preocupación por la caída del euro frente al dólar, porque puede debilitar la confianza del público en la moneda única. "Lo que sí me preocupa", dijo Duisenberg, "es que nuevos movimientos en este sentido [de caída] contribuyan a erosionar la confianza de los ciudadanos en el euro". Mientras, uno de los miembros del comité ejecutivo del BCE, el español Eugenio Domingo Solans, descartaba intervenciones en defensa del euro.A partir de ahí, tal y como ha ocurrido en los últimos días, arreciaron las órdenes de venta de euros, en lo que parecía un intento de los operadores de buscar el punto en el que se quiebra la voluntad del BCE de no salir en defensa de la moneda única.
Esta situación llevó al euro a los niveles más bajos de su corta historia frente a las divisas fuertes, el yen y el dólar. La cotización del euro cayó en algunos momentos hasta 1,0075 dólares, a un paso de la temida paridad entre ambas divisas, aunque a última hora de la tarde se recuperaba hasta 1,0170. Ello provocó que la peseta, ligada irreversiblemente al euro desde principios de año, se llegase a cambiar a 164,72 unidades por dólar, el punto más alto desde agosto de 1985.
Cambio con el yen
La moneda única europea llegó al nivel más bajo frente al yen con un cambio oficial de 104,86 yenes por euro, al tiempo que provocaba un movimiento similar de la moneda japonesa con el dólar. El cambio entre el yen y el dólar caía hasta 101,56 desde 104,28 del día anterior, un nivel que reclama urgentemente la intervención de los bancos centrales de Japón y de Estados Unidos.Aunque la actitud de los responsables del BCE ha sido el detonante, la causa de fondo de la debilidad del euro está en el cambio de perspectiva de crecimiento económico en las tres áreas en disputa, la del euro, la del dólar y la del yen.
Sólo 20 días después de que el BCE subiera los tipos de interés hasta el 3% para atajar posibles tensiones inflacionistas, la Comisión Europea ha revisado a la baja el crecimiento para este ejercicio en la UE. Para el final del año se espera un crecimiento del 2,1%, frente al 2,2% que auguraba el informe de primavera. La Comisión, no obstante, carga las tintas en el crecimiento esperado para los próximos años, que no será inferior al 3%. Una de las cuestiones que se barajan en estos días es el posible efecto negativo que la subida de los tipos de interés pueda tener sobre la economía alemana, todavía en plena consolidación del proceso de recuperación. Ahora, con la reciente revisión a la baja del conjunto de la UE, parece evidente que la respuesta del mercado de divisas también está relacionada con aquella decisión del BCE. Estados Unidos también ha revisado recientemente los datos de crecimiento económico del tercer trimestre, pasando del 4,8% ofrecido en primer lugar al 5,5%, es decir, mostrando un claro recalentamiento.
La economía japonesa está confirmando poco a poco su recuperación, lo que sirve de aliciente al yen como alternativa a monedas más flojas, en este caso el euro. Tomando en consideración los datos fundamentales de las tres economías, los inversores han decidido variar sus posiciones a yenes, en primer lugar, y a dólares, en segundo.
Los problemas derivados de este baile de las divisas son muchos e importantes, ya que Japón y, en menor medida, la UE dependen de las exportaciones para que sus economías se recuperen definitivamente.
El Banco de Japón es el que más activamente ha intervenido en los mercados de divisas para evitar la revalorización de su moneda, puesto que un yen más caro frena las exportaciones en un momento crucial.
Intervenciones
Los operadores de los mercados de divisas esperan que el próximo lunes el Banco de Japón intervenga en los mercados junto con la Reserva Federal y el BCE, pero es muy posible que el Banco de Japón se quede sólo, oficialmente, en el intento.El déficit comercial de Estados Unidos ha continuado creciendo sin apenas pausas en los últimos meses, a pesar de que el yen ha pasado en menos de cinco meses de 122 unidades por dólar a los 101,68 de ayer, lo que supone que Estados Unidos no ha disminuido su capacidad de compra en el exterior a pesar de la relativa debilidad del dólar. La Reserva Federal tiene razones sobradas para advertir a los mercados, pero en el mercado de divisas no se espera que actúe directamente.
Una posibilidad de actuar en favor del euro está en contribuir a debilitar al yen, es decir, en que el BCE intervenga con el Banco de Japón vendiendo yenes contra euros, según los operadores del mercado. Si llega a producirse esa intervención, los mercados recibirían un mensaje positivo, aunque sea indirecto, sobre la actitud del BCE, pero es posible que la necesidad de exportar de los grandes países de la UE pese más que otras cuestiones, entre ellas la del encarecimiento de la factura del petróleo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.