Avances en el tratamiento quirúrgico de la columna
Cirugía endoscópica de la hernia discal
Aunque un 70% de las hernias de disco se resuelve con tratamiento farmacológico y rehabilitación, el 30% restante requiere el paso por el quirófano. Si bien la cirugía abierta convencional de este proceso sigue siendo la práctica más habitual, existe ya una nueva técnica, mucho menos invasiva, por vía endoscópica. Entre sus ventajas destacan el menor riesgo de complicaciones, una estancia hospitalaria más breve y un periodo de rehabilitación posquirúrgico notablemente más corto. Además de un beneficio para el paciente, todo ello redunda en una reducción del coste.
Desde 1997, el francés Jean Destandau, jefe del servicio de Neurocirugía del hospital Burdeos Norte de esta ciudad gala, realiza la operación de hernia de disco con endoscopia. Este procedimiento, ampliamente conocido en procesos articulares, principalmente de rodilla para tratar el menisco, es totalmente novedoso en este tipo de patología de la espalda.Además de desarrollar la técnica, denominada discectomía endoscópica lumbar, el doctor Destandau ha diseñado el instrumental necesario para su puesta en práctica. En un reciente viaje a Madrid afirmó que gracias a la endoscopia es posible realizar una incisión de apenas dos o tres centímetros, despegar mínimamente la musculatura adherida al hueso e introducir el espéculo provisto del aparataje preciso para tratar la hernia de disco y poder visualizar todo el acto quirúrgico en un monitor de televisión.
"El espéculo lleva cuatro orificios. En el primero hay una cámara de televisión de tres milímetros y una fuente de luz. En el segundo está el separador, que separa la raíz del saco dural o membrana que envuelve las raíces nerviosas. El tercer orificio dispone de un aspirador que aspira el sangrado. Y por el cuarto introducimos el instrumental de operar, como el bisturí electrónico o las pinzas", explica Destandau, que posee una casuística de más de 2.700 operaciones de hernia discal por vía endoscópica, con una media de 400 al año.
Los traumatólogos José Ortega y Ángel Muñoz, de la clínica Nuestra Señora de América, de Madrid, son pioneros en España en esta intervención, de la que ya tienen una experiencia clínica desde el pasado mayo de 17 pacientes. "Con la cirugía endoscópica, que dura 30 minutos", subraya Ortega, "se minimiza el riesgo de infecciones. El paciente sólo debe permanecer ingresado de 24 a 48 horas, frente a los cinco o seis días que requiere la cirugía convencional, y el periodo de rehabilitación posoperatoria se reduce de seis meses a un mes o mes y medio".
La intervención por vía endoscópica se practica con anestesia general y el paciente es colocado sobre la mesa de operaciones en posición mahometana o genupectoral (apoyando las rodillas y el pecho y dejando libre el abdomen para que no presione sobre la espalda). Según Ortega, la operación convencional requiere una incisión de unos 10 centímetros y despegar toda la musculatura de ambos lados de las vértebras para introducir unos separadores que permitan tener una visión del campo operatorio.
La hernia discal se produce por la rotura de los discos intervertebrales y la consiguiente salida del núcleo pulposo (una estructura gelatinosa) que comprime las raíces nerviosas. El 99% de este tipo de lesiones es de localización lumbar, con un predominio en los varones por razones laborales (esfuerzos, cargas, vicios posturales).
El doctor Ángel Muñoz sostiene que el tratamiento quirúrgico está indicado cuando el dolor y las molestias que la hernia causa no ceden al tratamiento con medicamentos ni con la rehabilitación, cuando el proceso se cronifica e incapacita periódicamente al paciente o cuando hay síntomas paralizantes por afectación motora de las piernas. "Uno de los síntomas principales", aclara Muñoz, "es el dolor, que será más o menos intenso según los nervios afectados". Como la mayoría de las hernias discales son de localización lumbar, ese dolor suele aparecer en esta región de la espalda, pero también puede extenderse hacia el nervio ciático, dependiendo de las raíces sensitivas lesionadas. También pueden presentarse alteraciones de los reflejos motores, parálisis de las piernas y otros trastornos incapacitantes.
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, es decir, a partir de los síntomas que refiere el paciente, y puede ser complementado con pruebas como la TAC (tomografía axial computerizada), la resonancia magnética y la electromielografía.
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