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Reportaje:

Los niños al poder

El lema del Mayo Francés fue llevar la imaginación al poder. Ayer, en Málaga, no llegó la imaginación, sino los niños, aunque fue casi lo mismo porque concejales del pleno infantil no se cortaron ni un pelo a la hora de plantear sus reivindicaciones. Mejoras en los colegios, retirada de cables, concienciación contra el racismo, más control sobre los perros y sus dueños, más vigilancia policial y hasta que el Palacio de los Deportes se abra con seguridad "para que no se caiga". Los otros ediles, los de las urnas, tomaron debida nota desde los bancos reservados al público. Más atrás, los padres ponían cara de orgullo alternativamente, a medida que sus hijos hacían uso de la palabra.No era para menos. Los críos, pese a los nervios, se mostraron tan desenvueltos como críticos. Confundieron competencias administrativas, pero dejaron clara su solidaridad. Tanto que uno hasta pidió que arreglaran los ascensores de su bloque "porque las personas mayores no pueden subir por las escaleras".

Una niña sorda que asistió a la sesión apoyada por un traductor, no olvidó a su colectivo y demandó salas con subtítulos para que quienes no oyen puedan disfrutar del placer del cine.

Zheng Chen Xin, un niño chino de 12 años y que desde 1995 reside en España, hizo las veces de secretario y Antonio Ortega, de 15, ocupó el sillón de Celia Villalobos. "Para algo servirá", opinó sin titubeos el alcalde-niño al comentar la utilidad de los plenos infantiles que ya se han instaurado en numerosos municipios españoles. Ortega, quien confesó que de mayor le gustaría ser alcalde de verdad, sacó a relucir su sentido crítico y lamentó que hubieran acudido tan pocos miembros de la Corporación. Después remató con una afirmación realista: "No creo que se cumplan todas las peticiones, porque somos muchos y supondría mucho dinero".

La concejala de Asuntos Sociales, Mariví Romero, aclaró después que las demandas no caen en saco roto porque se comunican a cada Concejalía o a la Junta, según las competencias. Además, se vigila su cumplimiento a través de los consejos municipales infantiles de distrito, un organismo de reciente creación, que pretende fomentar la participación y el espíritu crítico, así como recoger las inquietudes de los más pequeños.

El pleno se celebró ayer con motivo del décimo aniversario de la Declaración de los Derechos de la Infancia. Otros plenos, otros municipios, otros niños han repetido el rito en los últimos días por toda Andalucía.

Francisco de la Torre, primer teniente de alcalde, apuntó que lo más importante no era la sesión en sí, sino el proceso previo que había realizado cada colegio para elegir representantes y condensar propuestas. "Es un trabajo sumamente enriquecedor", recalcó De la Torre.

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Hubo entonces libros de regalo y una voz que invitó a los peques a desayunar en los pasillos del Ayuntamiento. Los chavales dejaron raudamente los escaños y se entregaron al ágape sin más protocolo. Algunos aprovecharon para llevarse una dedicatoria de Mariví Romero o Paco de la Torre entre sus obsequios. Otros simplemente charlaban con sus padres sobre cómo había ido la sesión. Con naturalidad, como si fuera algo habitual. Y es que casi todos tenían sus tablas: como representantes en el consejo escolar o en el consejo infantil de distrito.

El de ayer no fue un pleno al uso y no sólo por el tamaño de los concejales, sino porque a diferencia de los mayores, fueron al grano, hicieron propuestas y no perdieron el tiempo en disputas de partido.

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