Los países del Cáucaso y Turquía construirán, con el respaldo de EEUU, un oleoducto y un gasoducto
Turquía, Azerbayán, Georgia y Turkmenistan firmaron ayer el acuerdo para la construcción de un oleoducto y un gasoducto pararelo que unirá Bakú en el mar Caspio con el puerto mediterráneo turco de Ceyhan. Este contrato ahora suscrito al margen de la cumbre de la OSCE en Estambul tiene mucho que ver con el creciente conflicto en el Cáucaso que tanto ha deteriorado las relaciones de Moscú con Occidente. Rusia pierde con este inmenso contrato el monopolio del control que ha tenido sobre el acceso a los grandes yacimientos de crudo y gas en el mar Caspio.El oleoducto que transporta el petróleo desde Baku a Novorossiirsk en el Mar Negro deja así de ser la única opción para la exportación por parte de los nuevos Estados exsoviéticos que cuentan con estas riquezas naturales, ante todo Azerbayán. Este oleoducto pasa por Grozni, la capital de Chechenia. La oferta rusa de promocionar dicha ruta parece haber fracasado definitivamente. Primero, porque Occidente, pero ante todo Estados Unidos, se ha inclinado abiertamente por la alternativa turca, que cruza un Estado que ha sido fiel aliado de la OTAN desde su fundación. Pero también porque la oferta rusa cruza una región como Chechenia en la que la seguridad del oleoducto está lejos de estar garantizada.
En el Cáucaso, en el Mediterráneo Oriental y en Oriente Medio se concentran hoy muchas de las ambiciones e intereses que serán vitales en el siglo que ahora comienza. Unir el Caspio con los otros mercados, estabilizar la región, crear sociedades abiertas, democráticas y responsables son los grandes retos. Rusia, Turquía, Reino Unido se disputaron con fiereza la región en el pasado. Hoy los contendientes son más.
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